El fútbol del Bergantiños se diluyó ante el muro del Ourense (0-3)

Xosé Ameixeiras
X. Ameixeiras CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

BASILIO BELLO

Los carballeses pusieron las ganas, pero los visitantes marcaron los goles

19 ene 2020 . Actualizado a las 20:24 h.

No tuvo suerte José Luis Lemos en su debut. Los carballeses salieron despistados al campo y a los cinco minutos ya habían encajado dos goles. El Bergantiños arrancó muy acelerado. Incluso hubo que repetir el saque de centro porque uno de los locales se adelantó al toque inicial. Apenas se habían iniciado las hostilidades futbolísticas y llegó el primer jarro de agua fría para los intereses carballeses. Un tiro del Ourense fue rechazado por Cristhoper y el balón fue al pie de Martín Lamelas, que remachó a las mallas sin que el cancerbero local pudiese hacer nada.

Intentaba reponerse el Bergantiños, pero el Ourense llegaba antes a todos los balones. Un nuevo ataque visitante acaba con una falta al borde del área de los locales. La barrera dio sensación de cierta endeblez y Agustín la colocó por la escuadra izquierda de Cristhoper, que no llegó. Iban apenas cinco minutos y el Bergantiños ya tenía una elevada montaña que escalar. Por encima, en As Eiroas tenían la sensación de que el árbitro era demasiado riguroso con los de casa. Una falta un tanto alevosa sobre Borja Cabanillas pasó desapercibida para el colegiado, lo que levantó protestas.

El Ourense seguía rocoso y bien colocado en el campo. Su centro del campo semejaba infranqueable y parecía adivinar cualquier intento de los carballeses, que se desesperaban al ver que no tenían manera de echarle el guante a los ourensanos.

Mediada la primera parte, Germán Novoa llevó un golpe en la rodilla derecha. Los intentos de recuperación fueron vanos y acabó entrando Sergio Paz en su sitio. A partir de ahí el Bergantiños empezó a adueñarse del terreno. Aarón saca una falta, pero llegó antes Cristián Parras. Antes Yelco cabeceó también ante el portal foráneo, pero el balón se escurrió por la línea de fondo. Empezaba a carburar la máquina de Lemos. Toni y Borja Cabanillas protagonizaron una bonita triangulación en la esquina del área visitante, pero Yelco tiró fuera.

Lemos pedía a los suyos que ensanchasen el campo y a Toni que se pusiese sobre la línea de banda. Desde el banquillo de Justo ordenaban presión. El Bergan trataba de castigar el arco de Cristian Parras, pero solo se quedaba en intentos. En el minuto 34 un balón llegó franco al área ourensana cuando Yelco estaba solo, pero no la vio a tiempo.

Y cuando mejor estaban jugando los de casa, un ataque del Ourense acabó con el balón golpeando la mano de Agulló en el área grande. El árbitro no lo dudó un instante: penalti. El mazado definitivo para los de Bergantiños. Lo marcó Renan. Los locales protestaron porque consideraron que la mano fue involuntaria. El Ourense se mantuvo rocoso hasta el final de la primera parte.

Los locales se estrellaron frente a una roca y pidieron dos penaltis

Nada hubo en la segunda parte que alterase ni el partido ni el resultado, salvo dos penaltis reclamados en el área visitante. El Bergantiños entró con dos hombres de refresco en la segunda parte. Toni y Antonio dejaron sus respectivos puestos a Diego Vela y Marcos Remeseiro.

Cano tuvo el empate a su alcance a los siete minutos, pero en vez de asestar el golpe preciso tocó con suavidad un balón que la contundencia defensiva visitante acabó alejando. Borja Cabanillas y Yelco trataban de ponerle fantasía al juego carballés, pero su equipo no tenía el día y enfrente estaba una escuadra que no se andaba por las ramas. La rapidez del centro del campo del Ourense y la seguridad defensiva hacían inútiles todos los esfuerzos locales. Duque probó con un tiro fuerte, pero salió alejado de la diana.

El milagro se diluía y Lemos sentó a Duque, al que le pedía que fijase a los centrales en el área, y sacó a Rubén Rivera, que tampoco tuvo su día. El Ourense estaba cómodo, con la ventaja y su portería bien resguardada. Fran Justo incluso los mandó a presionar arriba. En estas, incluso Adri Castro tiró desde el borde del área y paró Cristhoper. En las gradas no las tenían todas consigo porque cada que vez que los visitantes llegaban era gol. Acto seguido Yelco cae en el área, pero el árbitro no pitó nada. Protestas, como las que hubo luego cuando Cano fue empujado y tampoco hubo penalti. La desesperación local acabó con cuatro carballeses amonestados.