Galicia: mis raíces y mi destino

Mirta Sueiro Costoya

CARBALLO

Ana García

En primera persona, escribe la directora general de Sogama, Mirta Sueiro | «Hay que subirse a los trenes que nos parezcan interesantes, y a mí el que me trajo a Sogama me lo pareció»

19 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

«Transformar la gestión de residuos en uno de los motores de desarrollo de nuestra comunidad»: interesante, bonito, desafiante, un paso más en mi carrera profesional y además, iba a trabajar por y para Galicia. «¿Qué más podía pedir?», me decía a mí misma aquella tarde de viernes durante el trayecto de vuelta Madrid-Galicia. Me lo decía porque un sentimiento agridulce me invadía en aquel momento. Sabía que me esperaba una oportunidad ilusionante, había luchado mucho por superarme a mí misma y por atesorar una brillante carrera profesional y este tan solo era un paso más en mi camino hacia la meta. Lo que no sabía es que me iba a costar tanto despedirme de Madrid, de las vivencias, de las amistades y de toda mi trayectoria en la compañía Enagás.

En realidad, fueron muchos los recuerdos que fluyeron por mi mente durante las 5 horas que duró aquel viaje que me traía de vuelta a casa: por ejemplo, mi primer día de cole. Según mi madre, me levanté tres horas antes y erre que erre que quería presentarme en casa de mis vecinos para ir ya a la parada del bus. Recordaba también las carreras contrarreloj en clase por terminar las fichas y los particulares esprints que mis compañeros y yo hacíamos hasta la cola para ser los primeros en entregarlas.

Trayectoria académica

La primaria la recordaba muy fácil, tanto, que me acomodé en el relax más absoluto. En casa no dedicaba ni un minuto a los deberes ni a la preparación de exámenes. Si no fuese porque lo recuerdo con total nitidez, hoy no me reconocería; es más, diría que esa no era yo. A veces todavía me río con mis padres de ello y les recrimino por no haberme presionado más y lo cierto es que tampoco entiendo cómo me las apañaba para ser la niña ejemplar con notazas.

Llegó la secundaria y la cosa cambió; ya no era tan sencillita. Hubo que hincar codos. Mi mente, aunque todavía adolescente, comenzaba a percibir los remordimientos por no hacer lo que debía, las horas y horas de estudio ya formaban parte de mi vida, al igual que alguna que otra lagrimilla derramada por no haber logrado mis objetivos. Y mi padre sentenciaba mi frustración por haber sacado un 8 y pico con algún comentario tipo «¿Cómo pudiste bajar tanto?», que yo interpretaba como un verdadero desafío.

Y sí, fue en secundaria cuando se despertó en mí ese gran afán de superación. En mí y en otros tres compañeros. Uno de ellos, todavía buen amigo, también acaba de regresar a Galicia después de una brillantísima carrera profesional en Barcelona. Competíamos por ser los mejores, pero a la vez trabajábamos juntos y nos ayudábamos en todo. Éramos, y por suerte, todavía somos, uña y carne.

Termino mi trayectoria académica en Melide, pero la vida dura de esfuerzo y dedicación se mantiene durante la etapa universitaria y se prolonga con la incorporación al mundo laboral. ¿Para qué ocultarlo? Nadie me ha dado nada gratis.

Subirse a los trenes

Y junto a todos estos recuerdos, en ese viaje desde la capital también crecía en mí la ilusión por un nuevo hogar, por desarrollar un nuevo equipo profesional, esas ganas de darlo todo por Sogama, de transformar Galicia y de estar cerca de la familia. Fue entonces cuando me di cuenta de que ya no había hueco para más sentimientos agridulces. Por eso creo que hay que subirse a todos los trenes que nos parezcan interesantes. A mí, el tren que me llevaba a trabajar por y para el medio ambiente de Galicia, me lo ha parecido. Así que aquí estoy:

Estoy aquí porque, como gallega, quiero trabajar para crear futuro en Galicia.

Estoy aquí porque el medio ambiente gallego necesita un liderazgo con suficiente coraje como para acometer grandes cambios en un cambio de era. Un liderazgo holístico, empático y regenerador, con capacidad de escucha y voluntad de colaboración e innovación; un liderazgo con el que me identifico plenamente y que quiero poner a disposición.

Estoy aquí porque Galicia necesita de la labor de Sogama en su máxima expresión de sostenibilidad, y yo estoy dispuesta a unirme al equipo y compartir esa responsabilidad.

Estoy aquí porque la Xunta y Naturgy han querido retornar talento. No podía decir que no a mi tierra.

Estoy aquí porque Melide está cerca. El único sitio que me hace desconectar y alcanzar momentos de calma. Melide, Melide, Melide, mi mejor medicina.

En definitiva, estoy aquí por Galicia y por nuestro medio ambiente, y pretendo darlo todo para que mi aportación deje huella. Esta es mi intención. A partir de ahí, veremos… porque lo importante es el camino y no la meta.