El presidente de los geólogos pide mejor normativa sobre los pozos

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO MUNICIPIO

Manuel Regueiro, con orígenes en Carballo, reclama un registro y sellado de todos los tipos

09 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El debate sobre la existencia y el peligro de pozos abandonados en medio del monte, con el evidente peligro que conlleva, es casi materia de Estado en las últimas semanas. También en Galicia, donde han coincidido algunos accidentes graves, y se ha reactivado la necesidad de detectar y sellar todos esos agujeros. Que, en la Costa da Morte, no son un tema baladí, precisamente, por su pasado minero hasta épocas recientes. Ya en 1999 la Consellería de Industria anunciaba un plan para sellar veinte viejas explotaciones entre Coristanco y Zas. Dos años más tarde, licitaba el cierre de 52 más entre Camariñas, Carballo, Muxía y Vimianzo. Es posible que queden muchos más, o que no todos esos trabajos se realizasen en su totalidad

El presidente del Colegio de Geólogos de España, Manuel Regueiro González-Barros, se refirió ayer a este y otros asuntos, que conoce bien. Además de su representación de todos sus colegas en España (y por dos veces presidente de la Federación Europea), lleva 30 años en el Instituto Geológico y Minero de España, además de ser profesor asociado en la Universidad Complutense de Madrid, en la que sigue como colaborador honorífico.

Regueiro, hijo y nieto de médicos de Carballo, vinculado a Corme en vacaciones durante toda su vida, señala que hay que diferenciar, porque pozo suele asociarse al agua, y en ese caso sí existe una normativa que obliga al sellado final, al abandonarlo, y que además requiere registro. «Hay una norma de cierre, aunque no está muy avanzada», señala. Otra cosa son lo que se podría llamar «agujeros en el suelo», no necesarios para el agua. En ese caso, el registro no es obligatorio, «nadie los lleva». Y por eso es preciso realizar un inventario nacional. En el Instituto Geológico hay algo, pero solo como puntos de agua. «Hay que saber los que existen en todos los concellos. Y los que están sin tapar, taparlos. Es fácil de hacer. Se lo vamos a proponer al Ministerio de Medio Ambiente, un plan de inventario y sellado, además de un cambio normativo que obligue a cerrar siempre».

Recuperación de explotaciones

El presidente de los geólogos indica que, en Europa, se han ido cerrando numerosas explotaciones, sobre todo por los movimientos opositores. Pero eso ha llevado a unas carencias que están produciendo el efecto de tener que explotar de nuevo algunas de las antiguas instalaciones. Recuerda que los recursos minerales son un bien del Estado que los concesiona.

«Oponerse a la minería, pero ser usuario de sus recursos, es una situación ridícula»

En los últimos años, el debate sobre nuevas explotaciones mineras en la comarca, que finalmente no han fructificado, también ha sido intenso. «Es una situación un poco absurda. Las casas se construyen con recursos minerales, las carreteras, los ordenadores, los teléfonos... Casi todo lo que usamos en la vida cotidiana se fabrica con ellos. Oponerse a la minería, pero ser usuario de sus recursos, es una situación un poco ridícula», señala.

El hecho de impedir que avancen determinados proyectos puede llevar, o lleva, a que obligue a extraerlos en países con otras normas y seguramente menor control y más impacto ambiental, señala. «Es como que, si no quiero una cantera frente a mi casa, que lo traigan de donde me va a dar igual, y a lo mejor el daño ambiental es mucho más alto. Se trata en el fondo de cinismo social puro y duro», indica.

Pero, obviamente, riesgos de accidentes siempre hay. «Con las normas actuales, si se cumplen, está perfectamente garantizada la seguridad del lugar, de los trabajadores, de las aguas subterráneas y de los cauces, del aire... ¿Pero se puede asegurar absolutamente todo? ¿Por ejemplo en una obra de una casa? ¿Que sus residuos, porque toda la actividad urbanística destruye el medio, no van a acabar en un río? Pues como en cualquier obra humana puede haber algún fallo», señala. El geólogo indica que todas las obras humanas (una carretera, una autovía, una pista de aterrizaje... causan un impacto, eso es inevitable, pero eso «hay que ponerlo en equilibrio». Cree que en la actualidad es «fácil oponerse» a estas obras.