El doble milagro de Manuela y Mateo

lucía vidal REDACCIÓN / LA VOZ

MALPICA DE BERGANTIÑOS

Lucía Vidal / Senén Rouco

Ante un embarazo de mellizos problemático, sus padres tuvieron que decidir entre dejar uno en el camino para garantizar la supervivencia del otro o asumir el riesgo de seguir adelante. Lucharon y, al final, en el hospital HM Belén de A Coruña llegó el mejor de los frutos: dos hijos

19 oct 2017 . Actualizado a las 11:53 h.

Bea y Fernando jamás imaginaron tener que tomar semejante decisión: seguir adelante con el embarazo -eran mellizos- o dejar a Mateo en el camino para asegurar la supervivencia de Manuela. Siguieron adelante con los dos. El 19 de enero ambos vinieron al mundo con once semanas de antelación. Hoy son dos bebés sanos y fuertes, y las alegrías llegan a esta casa por duplicado.

Dicen que la vida es un milagro. En el caso de Manuela y Mateo lo es por partida doble. Vinieron al mundo el pasado 19 de enero. Sus papás, una joven pareja residente en Malpica, se habían sometido a varios tratamientos. Hasta tres inseminaciones fallidas. Al final, y contra todo pronóstico, llegó el embarazo espontáneo. «Xa o dabamos por imposible. Non parabamos de ver carritos e embarazadas pola rúa e pensabamos ¡cándo seremos nós!», dice Bea. Pero no fue la única sorpresa. En una visita a la ginecóloga, a Fernando le asaltó un presentimiento: «Imaxinas que nos digan que veñen dous?» Dicho y hecho. ¿Por qué? «Puido influír o tema das técnicas de reprodución, pero tamén hai antecedentes de xemelgos na familia de Fernando». Tenían todo lo que habían deseado, el embarazo iba bien... hasta que la cosa se torció. En la semana 28 una ecografía detectó que Mateo no crecía, «había un estancamento, unha diferenza moi grande de peso entre o neno e a nena».

Bea quedó ingresada. Una semana y sin experimentar mejoría, llegó la hora de tomar una durísima determinación. Dicen que jamás se les debería formular a los hijos la pregunta de si quieren más a papá o a mamá... ¿Y tener que elegir cuál de los hijos vive y cuál muere? Pues por ese trance tuvieron que pasar Fernando y Bea. «Tiñamos que decidir se seguiamos adiante, se sacabamos os dous bebés, ou se esperabamos a que Mateo morrera, que non ía resistir moito máis, de xeito que Manuela podería aguantar unhas semana máis dentro da barriga. Non era o mesmo sacar dous grandes prematuros de 29 semanas que un de trinta e pico» Ante semejante tesitura, se pusieron en manos de los médicos y, asesorados, dieron el paso. No sin riesgo -porque nadie les podía asegurar al 100 % que todo iba a salir bien-, su valentía y su profundo amor por las criaturas que habían engendrado, dieron el mejor de los frutos. Eso sí, frutos inmaduros y pequeños que necesitarían de muchos cuidados para salir adelante. Mateo apenas pesó 850 gramos, menos que un paquete de arroz. Su hermana Manuela, 250 gramos más.

Pasaron dos meses y medio en la UCI. Primero por separado, y una vez estables, juntos, en la misma incubadora. Fueron 77 días de angustia para Bea y Fernando. Los más difíciles de su vida. «Tiñamos que marchar para casa -durante esa temporada se instalaron en A Coruña para estar más cerca de los niños- deixando os pequenos alí, pasar as noites sen saber se estarían ben ou non, coa incerteza do que che dirán ó día seguinte. Ademais, non coñeciamos ningún caso semellante e non sabiamos cómo afrontalo», dicen.

Una carrera frenética

Fueron dos meses y medio en los que Fernando hacía malabares para cuadrar su agenda. «Iba e viña de Malpica tódolos días para atender o negocio -tiene una carnicería-, arranxaba os papeis, facía a compra, limpaba... Todo» Una carrera frenética que tuvo su recompensa. Cuando se cumplió la semana 40 llegó la hora de volver a casa. Ya no eran dos, si no cuatro. Y además, dentro de la desgracia, tuvieron una inmensa suerte: «Botamos tanto tempo alí que xa os trouxemos adestrados. As enfermeiras foron encantadoras. Ensináronnos todo. Desde cambiar o cueiro a botarlles crema, a bañalos, a darlles o biberón. Viñeron cun horario moi marcado, cunhas rutinas que tratamos de manter». Hoy, nueve meses después, Mateo y Manuela son dos bebés sanos, fuertes y muy distintos.

Mellizos, él ha salido al padre. «Miramos fotos de cando Fernando era pequeno e son igualiños», dice la madre. Moreno, con los ojos ligeramente achinados «e moi tranquilote» Manuela, en cambio, es un torbellino. Rubia y con los ojos azules «non para un minuto. Ten moito carácter». Fue algo de lo que dios fe durante la entrevista. En apenas dos meses, Bea volverá a trabajar. Es maestra infantil en Ponteceso. «Bótoo de menos. Teño ganas de recuperar esa parte da miña vida porque agora son 24 horas por e para os cativos».

Conocidos en todo el pueblo, en casa todo va a dúo: dos cunas, dos hamacas, dos tronas, dos parques infantiles... «O máis difícil é que vai todo ao mesmo tempo e que non podes aproveitar nada dun para o outro» Un coste doble que compensa, porque «a felicidade tamén é dobre»