Álvaro Domínguez: «Tengo 24 años y, si quisiera, ya podría retirarme»

Melissa Rodríguez
melissa rodríguez CARBALLO / LA VOZ

PONTECESO

Basilio Bello

La cantera del talento | Este polifacético empresario de Ponteceso facturó el año pasado junto a su socio más de un millón y medio de euros, que luego reinvirtieron

06 nov 2022 . Actualizado a las 22:58 h.

Álvaro Domínguez Loureiro es a sus 24 años un rostro muy conocido en Ponteceso. Preside desde hace unos cinco años el club de fútbol Sociedad Deportiva Ponteceso, así como la comisión de fiestas de A Barquiña. No obstante, ya antes empezó a hacer sus pinitos en los negocios. Hoy en día es todo un empresario que abarca varios sectores. Actualmente destaca como inversor inmobiliario. No obstante, trabaja también en el sector digital, sobre todo, y en la hostelería. El año pasado facturó junto a su principal socio más de un millón y medio de euros. «Durante varios meses ganamos 1.000 euros cada hora», afirma.

«Durante varios meses ganamos 1.000 euros cada hora»

Pertenece a una familia muy conocida en el municipio. Su bisabuelo Joaquín Domínguez fue un gran emprendedor en la localidad, pionero además. Su labor derivó en un aserradero, la discoteca A Vieira, una empresa de telecomunicaciones... Dejó un importante legado a sus descendientes, haciendo una gran familia de empresarios. El padre de Álvaro, también llamado Joaquín Domínguez, distribuía gas industrial y recambios de automóvil bajo el nombre Recambios Rean. «Vivíamos con todo tipo de comodidades», recuerda el joven. No obstante, un día, asomó la tragedia. Joaquín falleció «de un día para otro» a causa de un infarto a los 52 años.

La madre de Álvaro trabajaba, y lo sigue haciendo, como policía local. Tenía dos hijos a su cargo. El otro, Manuel, era apenas unos años mayor. Decidió liquidar la empresa con el desembolso que ello conllevaba porque, según cuenta su descendiente, no daba abasto, y llegaron los problemas de dinero. «Yo tenía 10 años cuando murió mi padre. Hasta los 14 o 15, más o menos, viví en la ignorancia, sin darme cuenta realmente de lo que sucedía, pero recuerdo ir al supermercado a comprarle cosas a mi abuela y también coger para nosotros», explica.

Domínguez Loureiro trae esto a colación para explicar que todo lo que ha conseguido en los últimos años fue «gracias» al dinero que su familia debió en su día. «Soy de los que piensa que el valor de una persona está en los momentos que ha vivido. Por eso es lo que primero me gusta saber cuando conozco a alguien», expresa.

«Con 16 años, yo ya atendía llamadas del banco»

«Con 16 años, mi hermano estaba estudiando un ciclo fuera y yo ya atendía llamadas del banco. Empecé a trabajar en la hostelería por entre 3 y 4 euros la hora. El primer día hice 15 seguidas. Quería ayudar con lo que pudiera», narra. A los 17, hizo una Maestría en Administración de Negocios. Lo llevaba en los genes: «Recuerdo que cuando era pequeño me hacía el enfermo en el colegio para irme a casa y luego le decía a mi padre que ya se me había pasado para visitar con él a los clientes. Vipecon fue uno de tantos. Además, siempre hice mercadillos, fui a la feria, le vendía cosas a mis amigos...».

«Siempre hice mercadillos, fui a la feria, le vendía cosas a mis amigos...»

Fue reuniendo dinero y se sacó el carné de conducir. Se puso al frente de la gestión de la deuda familiar informándose y asesorándose bien, vendieron patrimonio y la dejó a cero. No fue más allá en los estudios porque lo que menos quería era «suponer un problema» para su familia. Así, optó por seguir formándose por su propia cuenta en internet y empezó a despegar como emprendedor: «Con 18 años me puse de autónomo y empecé a llevar las redes sociales de varios negocios de conocidos. Me gustaba. Comercializaba mis servicios bajo el nombre de Costa CX. Hice clientela y creé páginas web. Con 19, contraté a un empleado y empecé a invertir, con la ayuda de mi madre, en arreglar un piso que heredé. La gente me decía que estaba loco debido a que aún estaba todo muy reciente, pero yo, es que soy antisistema: no concibo tener que trabajar todos los días para poder cobrar a final de mes. Esto te da libertad», relata. Hizo dos apartamentos y los empezó a alquilar de forma alterna: arrendamiento convencional por el invierno y turístico en verano, «lo propio para esta zona», puntúa. «El primer estío estuvo todo lleno», asegura. Un año más tarde ya tenía a cuatro trabajadores en Costa CX y comenzó otro negocio.

«Soy antisistema: no concibo tener que trabajar todos los días para poder cobrar a final de mes»

Youtube

Fiverbun fue el nombre de la sociedad limitada que puso en marcha junto a su socio David, vecino de toda la vida con el que congenió muy bien. Nació con la idea de crear youtubers desde cero. Contrataron personal. En este caso, reconoce que no triunfó. Sí lo hizo una nueva línea de negocio en la misma plataforma de vídeos, trabajando la gestión y distribución de derechos de autor en temas musicales. Echó a andar en plena pandemia y fue donde arrasó en facturación. No obstante, como explica, en lo digital, las normas cambian cada dos por tres, de modo que ahora toca reinventarse de nuevo. En todo caso, ese dinero lo reinvirtieron en la compra de propiedades inmobiliarias. Además, él siguió poniendo a punto otras viviendas de la familia para alquilar. «No quiero el dinero para disfrutar. Vivo bien con lo básico», afirma.

«No quiero el dinero para disfrutar. Vivo bien con lo básico»

Inmuebles

North Properties: así es cómo se dan a conocer. Rehabilitan viviendas que adquieren y gestionan otras, siempre para alquiler combinado. Así, poseen varios edificios propios en A Coruña y gestionan otros 40 inmuebles en la Costa da Morte: Malpica, Corme...

BASILIO BELLO

El Bruma Shore es el chiringuito de verano a las orillas del Anllóns que tiene junto a otro socio. «Eso fue más por corazón que otra cosa. El río es una de las cosas más importantes que tenemos en Ponteceso y hay que ponerlo en valor», opina. No entiende de fútbol y tampoco se recorre todas las verbenas. Sin embargo, preside dos entidades de este tipo para volcarse con el pueblo. Tanto es así que algunos ya lo situaban en la política local, algo que no le interesa, al menos por ahora.

BASILIO BELLO

Este joven prodigio sorprende en cada respuesta. A la pregunta de dónde se ve en unos años, suelta: «No haciendo negocios por dinero, sino ayudando a la gente de verdad. Quiero enseñar cómo gestionarlo y hacer una fundación con el nombre de mi padre para niños huérfanos. Por lo demás, aspiro a seguir creciendo». Respecto a esto último se ve capaz de alcanzar grandes cifras monetarias. Por su cabeza rondan un montón de ideas.

 «Quiero hacer una fundación con el nombre de mi padre para niños huérfanos»

En Instagram se acerca a los 4.000 seguidores. En las últimas dos semanas subió casi un millar. Esto se debe a que, en parte, ya está acercando sus conocimientos a muchos.

«Si quisiera, ya podría retirarme», dice teniendo en cuenta las rentas que obtiene. No obstante, prefiere seguir aprendiendo. Para ello madruga y se propone leer cada vez más. Reserva tiempo para practicar deporte... Es un joven adelantado a sus tiempos por lo que le ha tocado vivir que, dentro de lo malo, también le ha ayudado a crecer mucho.

Santy Rodriguez