Pasos entre los restos del Santo Oficio y el arte rupestre milenario

Xosé Ameixeiras
X. Ameixeiras CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

XOSE AMEIXEIRAS

Visita a la Casota de Freáns y los petroglifos de O Pedrouzo, en la parroquia de Berdoias

09 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Alonso de Lema cumplió a satisfacción de Felipe II en la guerra de las Alpujarras granadinas (donde se conservan muchos apellidos galaicos) contra los moriscos y lo hizo señor de Berdoias, un territorio marcado desde antiguo por uno de los conjuntos de petroglifos de gran interés en el territorio fisterrán. Precisamente por ahí caminaron el viernes por la noche medio centenar de personas atraídas por la llamada de la agrupación A Rula y el Concello de Vimianzo.

La marcha comenzó en la iglesia parroquial de San Pedro, levantada con los dineros de los Lema, y de ello queda constancia en el área abovedada del altar mayor. En el templo, con elementos del estilo barroco, Manuel Rial, técnico municipal, y Pablo Sanmartín, secretario de A Rula, dieron las primeras explicaciones sobre historia y arte. Ya anochecía y las primeras paradas tuvieron lugar ante una era, un hórreo y los restos de una casa de labranza de otros tiempos que los arrendamientos históricos permitieron traer hasta la actualidad.

Ante la primitiva casa de Alonso de Lema, construida en 1607, el grupo se paró para examinar la inscripción del dintel de la puerta principal, donde además del nombre del promotor de la obra figura la vinculación de Lema con al Santo Oficio, del que fue comisario. Una palma y una espada certifican su pertenencia a la Inquisición. Carmen de Limideiro, una vecina de Berdoias, confirmó con una copla ante los presentes la huella que la actividad inquisitorial dejó en la cultura popular de la localidad. La aprendió hace muchos años de una mujer ya anciana.

Era casi de noche y lloviznaba, pero la ruta continuó con destino a la Casota de Freáns, previa parada ante una mámoa. Ya frente al pequeño dolmen, Carmen de Limideiro tributó al grupo nuevas coplas al son de su pandereta. La también conocida como Arquiña dos Mouros fue ya excavada en 1933 por el matrimonio alemán Leisner y conserva varios grabados que dan lugar a múltiples interpretaciones. La iluminación de los focos daban un halo de mayor misterio a la construcción prehistórica.

Petroglifos

El destino real del recorrido eran los petroglifos de O Pedrouzo. Divididos en dos grupos, los excursionistas nocturnos atendieron las explicaciones de Pablo Sanmartín y Luis Leclere en la primera y la segunda estaciones, respectivamente. La primera, descubierta por unos cazadores en noviembre del 2003, destaca por sus conjuntos de coviñas, cazoletas y círculos concéntricos que los miembros de A Rula consideran anteriores y de mayor interés histórico que los segundos. El orvallo dificultó un tanto la visión, pero la estampa, iluminada adecuadamente, trasladaba a los espectadores el insondable misterio de las formas y los motivos que conservaron los siglos.

Igual ocurrió en la segunda estación, que, iluminada en la noche, despertó las exclamaciones de admiración de algunos de los presentes. En estos paneles, además de las formas prehistóricas hay grabados símbolos que Alonso de Lema ordenó hacer para marcar sus cotos.

Ya se acercaba la media noche y el grupo regresaba por los viejos caminos al punto de partida con la curiosidad llena a rebosar de nuevas sensaciones. Ahora, los miembros de A Rula apuestan por la conservación y puesta en valor de este área arqueológica, cuya catalogación aún está pendiente, y su inclusión en el inventario arqueológico municipal.