Estaciones sin servicio y sin nada

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

Ana Garcia

En la comarca hay varias gasolineras abandonadas. Ahora hacen de aparcamiento o son pasto de gamberros

22 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Tuvieron su época de esplendor, pero ya pasó. Por diversas circunstancias (empresariales, económicas, personales...) algunas estaciones de servicio de la comarca forman parte del recuerdo, pero solo como surtidores de combustible. Porque físicamente siguen al lado de la carretera, en mejor o peor estado. La de Buño, la de Cances (sin duda ambas notaron el cambio de intensidad de tráfico desde que se abrió la nueva vía), la de A Lagoa, en Salto-Vimianzo, o la de Anxeriz.

La vimiancesa, como las demás, lleva ya mucho clausurada. En este caso no echó la llave por falta de coches, ya que la AC-552, en este tramo, tiene más circulación incluso que antes. Distinto será cuando se construya el corredor, pero para eso aún hay que esperar años. Tres, si todo va bien. Tal vez la nueva autovía sí influya en el futuro en las que hay entre Carballo y Vimianzo, pero aún es pronto para decirlo. Además, con la gran cantidad de entradas y salidas a la nueva vía, si el cliente está contento, se tomará la molestia en acudir a su punto de siempre. De todos modos, a mejor no va a ir: basta haber viajado por España antes y después de las grandes autovías (por ejemplo, la del Noroeste y Rías Baixas, en Galicia, o la Vía de la Plata hacia el sur) para darse cuenta de que las nuevas infraestructuras son un gran beneficio para el transporte en general y la fluidez y seguridad de los conductores, pero no para estos y otros negocios.

La de Anxeriz lleva ya muchos años sirviendo de aparcamiento y de mural para grafitis. Era un punto muy usado por los conductores que, de Carballo, viajaban hacia Santiago, o viceversa. Ahora, viendo alguno de sus rincones, parece un basurero. Recuerda a lo que le pasó a un antiguo restaurante situado un par de kilómetros más abajo, el de Montealegre, en igual o peor estado.

Hay gasolineras que reviven, tras años de abandono, como una de Bértoa. La que tenía en frente desapareció, y hoy está el aparcamiento de un centro comercial. Fueron las pioneras de Carballo, junto a la de la calle Poñente, que parece (hay movimientos en su equipo) que va a reabrir.

En la comarca, por cierto, están activas 33 estaciones, con gran diversidad de precios. El gasóleo oscilaba ayer entre los 1,068 euros de la más barata, a los 1,229.