A ver si se limpian de verdad, y cómo

Santiago Garrido Rial
Santi Garrido CRÓNICA

VIMIANZO

21 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

No se habla de otra cosa: Medio Rural quiere que las franjas de seguridad forestales, fijadas en 50 metros, estén limpias. De acuerdo. Y ahora pretende además que los trabajos de desbroce se realicen un mes antes de lo que se había anunciado, de forma que a 31 de mayo tendría que estar todo listo.

Por partes. Hay que reconocer que, entre las servidumbres eléctricas y las nuevas y futuras limitaciones, está cambiando mucho nuestro entorno forestal. Nunca he visto tantas talas como últimamente. No hace muchos comentaba lo que me decía un veterano maderero, que se debe a varios factores, no a uno solo. Los cambios son visibles en el entorno de la AC-552, pero también de otras. Casi no hay día en el que no me sorprenda de los trabajos recientes. De Cee hacia Vimianzo, esta misma semana, un antiguo pinar o eucaliptal estaba tan pelado que con algo de hierba daría para un campo de golf. En algunos lugares hasta sorprende la claridad y te preguntas qué ha pasado. Más que limpieza, lo que se está haciendo es vender madera y ya queda todo impoluto.

Pero, por otra parte, no sé cómo acabará eso de sancionar al que no limpia. Cualquiera sabe que hay muchísimos casos en los que, como no se recurra a la intervención pública, va a ser imposible. Hay fincas, y no precisamente pequeñas, cuyos herederos o titulares no las visitan desde hace decenios. Ni lo harán, sabiendo lo que les espera. Imagino que habrá miles de casos así, y no hay que irse muy lejos. Llevan ventaja las comunidades de montes vecinales, donde todo está claro y perfectamente regulado, y generalmente el mantenimiento es bueno, pero el minifundismo de otros lugares hará muy difícil localizar a los dueños. Las parcelarias triunfaron más o menos en las leiras, pero no entre los pinos. Y los pirómanos actuarán igual en lugares apartados de la carretera. No hay una solución fácil. No tenemos la tradición maderera y de gestión (y de conciencia) del norte de A Coruña o Lugo, donde casi no arde. No digo ya la Aquitania francesa que una vez conocí, con miles de hectáreas de bosque que parece que se protegen solas, pero hay mucho trabajo detrás. Aquí hay mucho que hacer, y me temo que en algunos casos pasará como cuando se anunció que se multaría a los dueños de los edificios sin terminar, o incluso sin recebar. Habrá casos, pero no de quienes sepan los vericuetos para escaparse, como los derribos de la APLU, que grandes, pocos. La norma de la Xunta es buena (más matices: 50 metros en alguna parcela es una barbaridad), pero llega algo tarde y sin un trabajo previo de años. A ver si al menos muchos pueden encontrar trabajo ofreciéndose para desbrozar, y no cola con las cadenas.