El CD Lugo después de diez jornadas, da por finalizada la pretemporada, por otra parte las normales para cualquier equipo y más cuando tienes que conformar un plantel totalmente renovado. A partir de ahora le queda un periplo de veinte semanas para ser eficiente, eficaz, enérgico, positivo y activo. Que sea capaz de capear con tiento las crisis que se vayan desarrollando, véase malos resultados, lesiones, estados de forma, también malestar en los que participan menos. En definitiva poder encarar las ocho últimas jornadas con posibilidades de alcanzar el objetivo soñado.
Los equipos tienen que hacer o cuanto menos intentarlo, tres cosas bien. La primera es conseguir lo antes posible identificar su forma de jugar, su estilo, su modelo, pero compitiendo, es decir sumando puntos. Esto es importante porque le va a permitir convencer al jugador que ese es el camino, que no aparezcan dudas y por supuesto enganchar al aficionado. Esta cuestión parece ya conseguida visto el inicio de temporada y la situación que vive en este momento, progresión y avance sin duda.
La segunda se sitúa en un período duro, similar a esas etapas ciclistas con enormes subidas y bajadas, con escapadas, con tirones, con pinchazos frecuentes, con pájaras imprevistas, con riesgo de olvidarte algún control de avituallamiento. Son esas veinte semanas mencionadas donde la gestión del vestuario es básica. Está por ver si el equipo es capaz de solventar de forma positiva esta segunda fase.
La tercera, la definitiva, es producto de las anteriores. Son esas fatídicas ocho jornadas finales donde todo es posible. No adelantemos acontecimientos, no nos dejemos llevar por la euforia del momento. Llegarán más victorias, también alguna derrota, manejar ambas coyunturas dentro de la lógica será fundamental para llegar vivos a los dos últimos meses de competición. Ojalá con todos, con reparto de minutos que aumenten las prestaciones del equipo y estimulen a sus integrantes.
Este equipo empieza a dar señales de una identidad. En el apartado de actitud, es generoso en el esfuerzo, solidario y leal. En lo que se refiere a aptitud, la categoría demanda sencillez táctica. En defensa estática, lo hacen muy unidos y si es posible a diez metros del área. En cuanto a defender contraataque, el equipo repliega rápidamente acumulando un número apropiado de jugadores.
Si hablamos de ataque, sitúa jugadores abiertos que abusan del centro porque este equipo llega siempre con jugadores suficientes para el remate. Con estas armas y algunas más, ganó un partido nada fácil. Entramos en la fase dura, inhóspita, severa. Superada la primera, equipo y afición, conectados.