Prisión para los asaltantes de una casa en Mera que golpearon con un martillo a las víctimas

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

xosé castro

Uno de los condenados había matado a un hombre en 1977, por lo que estuvo 18 años en la cárcel

24 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los dos hombres que el 14 de octubre del 2016 entraron armados en una casa de Mera reconocieron los hechos y aceptaron una condena de 2 años y 9 meses de prisión. Las penas serían mucho más superiores si no fuese porque el juez les aplicó la atenuante de reparación del daño y drogadicción. Los procesados, antes del juicio, abonaron a las víctimas 1.700 euros de indemnización y devolvieron las joyas robadas.

Según la sentencia dictada por el Juzgado de lo Penal número 1, los acusados se presentaron en una casa ubicada en la calle María Pita de Mera. En la planta baja funciona una ferretería y los dueños residen en el piso superior. Sobre las ocho de la mañana de aquel día, los ahora condenados se pusieron una bufanda que les cubría el rostro. Uno de ellos portaba una maza y el otro un martillo. Una vez en el interior, exigieron a los propietarios que les entregaran el dinero y las joyas que tuvieran.

Para conseguir su propósito, los asaltantes inmovilizaron con cinta americana al hombre, al que uno de ellos golpeó repetidas veces con el martillo en la cabeza. Mientras, el otro acusado forcejeó con la mujer y le llegó a dar una patada. Finalmente, se apoderaron de los siguientes efectos: un reloj dorado tasado en 100 euros, una caja pequeña de oro de 55 euros, monedas antiguas de plata de Alfonso XII y Alfonso XIII valoradas en 127 euros, una placa también de oro que costó 228 euros, una cadena de 89, 500 euros en metálico, un móvil y una radio portátil.

Como consecuencia de estos hechos, el dueño de la propiedad sufrió contusiones en la zona craneal y facial, tardando en curar 7 días.

Los asaltantes fueron detenidos dos meses después. Uno de ellos portaba una pistola eléctrica que guardaba en la guantera de su coche. La Guardia Civil realizó un análisis del arma y determinó que su poder de descarga, que alcanzaba los 546 kilovatios, podría llegar a producir en la víctima una fibrilación.

Uno de ellos, con numerosos antecedentes penales, había sido condenado en 1977 a 18 años de prisión por un delito de asesinato. El día de los hechos, los acusados estaban bajo los efectos de la droga.