El sector del ocio nocturno vaticina la destrucción de más de 2.000 empleos

m. m. o. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

locales
CEDIDA

Piden a la Xunta un «rescate urgente» y que diga cuándo podrán reabrir

08 oct 2020 . Actualizado a las 20:20 h.

Están al límite. El sector del ocio nocturno, que engloba a pubs, discotecas o también salas de conciertos acumula meses sin ingresos. Cerrado desde el 14 de agosto, lo peor para los hosteleros que sostienen estos negocios es la incertidumbre. Cuánto podrán abrir es la pregunta del millón. ¿Antes de Navidades, en octubre o en el 2021? Lo que sí pueden anticipar es que sus ahorros no dan para más.

«Pagamos alquileres, suministros y ahora el 65 % de la Seguridad Social de los ERTE. Los pubs, la inmensa mayoría están cerrados, salvo en algún concello que les han permitido pasar la licencia a cafetería, lo cual es un arma de doble filo de cara a posibles indemnizaciones por las que vamos a pelear en los juzgados», indice Luis Diz, portavoz de la plataforma que aúna al sector en la comunidad, Galicia de Noite.

Para él, el descalabro tiene cifras. «En A Coruña ciudad hablamos de entre 2.000 y 2.500 puestos que están en juego solo en empleos directos. Después están los proveedores de productos como bebidas o promotores de eventos», calcula Diz, dueño del grupo Pelícano. Con Vigo, A Coruña es la ciudad con más impacto laboral. En toda Galicia la plataforma estima que pueden destruirse más de 10.000 empleos. «El 80 % del sector no aguantará cerrado mucho más tiempo», vaticina.

El 80 % del sector no aguantará cerrado mucho más tiempo

Órdago a la Xunta y a Madrid

La pasada semana, representantes de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Galicia (AJE) mantuvieron un encuentro con el conselleiro de Industria Francisco Conde. En dicha cita, la situación de la hostelería fue el clamor de los emprendedores gallegos. «Fue una reunión plana, no sacamos nada en limpio. Una de las propuestas que le hicimos llegar al conselleiro fue un plan de inyección económica de seis millones de euros a repartir un millón y medio entre las Consellerías de Industria, Traballo, Turismo y Cultura. Necesitamos un rescate urgente, somos el único sector al que se le impide ejercer su actividad», recuerda Diz.

Pero, los meses pasan y Cristina Toba, que regenta una sala de conciertos en A Coruña, ve cada vez más difícil que su Bâbâ Bar pueda volver, siquiera, a ser.

«Hemos sido un poco demonizados. En cualquier terraza veo a la gente sentada en una mesa moviéndose, acercándose y sin respetar la distancia social que sí hubo que mantener en las pocas actuaciones musicales al aire libre que vimos este verano. Estamos luchando para que nos permitan abrir, pero ¿cómo abriremos? Es complejo que sea viable. Por encima, la imagen que se traslada de nosotros es negativa, incluso en la campaña Pin, pan... fuera, del Ministerio de Sanidad. Ha sido muy desafortunada. Siento que somos el chivo expiatorio. En mi sala de conciertos la gente siempre estaba tranquila, sin moverse de su sitio. Están condenando a un sector que, en mi caso, también es cultura», alega Cristina Toba.

La vía judicial

«Le hemos preguntado a la Consellería de Sanidade cuándo prevén que podamos volver a abrir y nos dijeron que ‘‘no somos adivinos’’», lamenta Luis Diz. En la asociación Galicia de Noite no tiran la toalla: su último recurso es la vía judicial. «Estamos ante un cese patrimonial. Hay varios gabinetes desarrollando demandas a nivel nacional y autonómico», asegura. El covid-19 ha noqueado a un sector que hasta ahora era una pata esencial de la hostelería gallega.

Este miércoles se reúnen para unificar sus peticiones a la Administración

El ocio nocturno se sostiene de distintas patas: los organizadores de eventos, las salas de conciertos, los promotores y distribuidores además de los pubs y discotecas. Con el objetivo de consensuar una reclamación conjunta que presentar tanto a la Administración central como a la Xunta, representantes de todas estas ramas de la hostelería, y también la cultura, se reúnen este miércoles en el Hotel Puerta del Camino de Santiago de Compostela. «Tenemos unos gastos fijos altísimos y nos impiden trabajar. Muchos están aguantando, pero la mayoría no podrán resistir si la perspectiva es la de no abrir hasta el 2021», dice Luis Diz.