«Aquí puedes vivir solo, sin compartir»

B. Capelán A CORUÑA / LA VOZ

ARTEIXO

Jacobo Ameneiro

Preferencia por género o prohibición de mascotas son factores a la hora de buscar casa

17 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Chico de 20 años. Estudiante. Treintañero con empleo. El perfil del inquilino coruñés es muy amplio. Abarca distintos estratos sociales y sigue acumulando anécdotas e historias, buenas o malas, con una vivienda como escenario central.

Alejandra Sabín terminó en junio sus estudios en la UDC. En los cuatro años que estuvo en la ciudad fue inquilina de seis pisos. «El primer año fuimos a ciegas, llamamos a inmobiliarias y nos consiguieron un piso. Era viejo y estaba bastante mal. Por una disputa con la casera nos tuvimos que cambiar en Navidad», cuenta. Desde entonces, la búsqueda de residencia la tramitó a través de Internet. «Las inmobiliarias se aprovechan un poco de la falta de experiencia de la gente», afirma Alejandra. ¿Es más difícil alquilar siendo estudiante? Alejandra cree que «sí», aunque también influye el género. «Siendo chicas nos ponían menos pegas, y así nos lo hacían saber», afirma.

Una que termina y otro que acaba de entrar a vivir a un piso. Miguel Castelao comparte vivienda con amigos de la residencia en Alfredo Vicenti. Este estudiante de Turismo, junto a sus compañeros, buscó a través de la Red. «Miramos en las zonas que nos interesaban. Queríamos cerca del centro, donde encontramos muchos en mal estado», señala. Admite que hay «restricciones» a los estudiantes, pero poca jarana podrán organizar, pues «la casera es la vecina».

Tal y como aseguran los expertos, las personas con trabajo estable y que superan los 30 años amplían la búsqueda al centro coruñés y optan por vivir solos. Es el caso de Álvaro Gómez. Este madrileño con raíces en Ribadeo vive en la calle Orzán y su único compañero es Mahou, su perro. «Una ventaja que tiene A Coruña es que puedes vivir solo, sin compartir. En Madrid sería inviable. La idea de compartir con alguien conocido no me disgusta, pero la época de vivir con desconocidos ya pasó para mí», señala.

Álvaro es ingeniero informático y vino a Galicia por trabajo y buscó piso con tiempo. «Miro cosas con bastante antelación y en la zona que quiero. Al final, siempre encuentras algo. Lo que sí me resulta difícil es encontrar casas que acepten mascotas. En cuanto les digo que tengo un perro, les cambia la cara», lamenta Álvaro, que también bromea sobre su can, que «es probablemente más limpio y educado que un universitario fiestero». Álvaro todavía no se plantea comprar un piso. «Aunque tenga trabajo fijo, no me veo capaz de desembolsar tal cantidad en algo que sea para toda la vida», dice.

Comprar con 24 años

Daniel Varela está en las antípodas de la tendencia actual. En lugar de alquilar, él apuesta por adquirir en propiedad una vivienda, sea piso o casa. Ya ha consultado inmuebles en Arteixo y el barrio de A Silva, pero lamenta que, pese a tener un empleo estable, los bancos le planteen tantas trabas para financiar su hipoteca. «Te dan esperanza, pero lo que quieren es que compres casas de los bancos y a los particulares les piden mil historias», comenta. Daniel Varela, natural del barrio de Feáns, no tiene duda: «En un piso me agobio. Llevo toda la vida en casa y por eso quiero comprar una».