A Coruña se convierte en el principal destino de cruceros entre Lisboa y Francia

Eduardo Eiroa Millares
E. EIroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Desde 1962 han pasado por la ciudad 1,5 millones de cruceristas, 170.000 llegarán a lo largo de este año

18 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace dos décadas, ver entrar un trasatlántico en el puerto era algo anecdótico. Durante años, cuando se anunciaba una llegada, cientos de vecinos se acercaban a los muelles para ver el espectáculo. Hoy ya no son noticia porque en A Coruña recala un buque de ese tipo cada tres días. Los mayores y más lujosos del mundo atracan y repiten y las principales compañías tienen en la urbe un puerto conocido. Carnival o P&O, por citar dos grandes, repiten con frecuencia.

La imagen clásica del crucerista en Galicia era la de los turistas comiendo ostras en el mercado vigués de A Pedra. Hoy la estampa se centra la Marina, la torre de Hércules y María Pita.

La ciudad prevé cerrar el año con 121 escalas y 171.000 visitantes, un récord histórico tras una ascensión constante desde hace una década. Para el año próximo están cerradas al menos otras cien escalas y la consignataria Rubine e Hijos, a quien se le debe buena parte de ese crecimiento -junto con la Autoridad Portuaria-, ya tiene fechas cerradas con buques para dentro de tres años.

En Vigo tienen contratados a estas alturas 45 buques para el año próximo, la mitad que en A Coruña. Y no es que a Vigo le vaya mal, es que en A Coruña las cifras van muy bien, de hecho, este año, por primera vez en la historia, la ciudad será líder en atraques de ese tipo de buques no solo de Galicia, sino de toda la costa que va desde Lisboa a Francia.

La llegada de grandes barcos de pasaje no es algo ajeno a la ciudad. Los hubo, en gran número, durante los años de la emigración en el siglo pasado. En los sesenta empezaron a asomarse los dedicados al turismo. Desde 1962 Puertos del Estado guarda estadísticas de todos los amarres de ese sector. El pasado mes de mayo A Coruña rebasó la cifra acumulada de 1,5 millones de visitantes por mar, sumando también 1.500 escalas desde ese año. De ese millón y medio de cruceristas sumados durante casi seis décadas, más de 1,2 millones llegaron en los últimos nueve años.

Dos temporadas

Los buques que recalan en A Coruña lo hacen principalmente durante dos períodos del año. Entre abril y mayo llegan los que se dirigen desde el Mediterráneo y del Caribe al Báltico. En esos reposicionamiento también llevan pasajeros y hacen escalas. Sin una ocupación superior al 90 % los buques, que generan grandes gastos, no son rentables. Entre agosto y septiembre los buques hacen el camino inverso hacia los anteriores destinos, y ahí también hacen escala en A Coruña.

La entrada de trasatlánticos supone un negocio creciente para la ciudad. En ella no compran víveres ni repostan combustible. Este último les resulta más barato en Gibraltar o en puertos con menores impuestos que los europeos. La comida, las grandes empresas suelan adquirirla por concurso y no se abastecen en los lugares donde hacen escala. Sin embargo, sí generan ingresos en la hostelería y en los negocios, sobre todo del centro. Casi un 10 % de los que bajan se desplazan a Santiago y algo menos del 3 % visitan el entorno coruñés.

Además, los grandes buques pagan tasas. Aunque la Autoridad Portuaria les aplica los mayores descuentos permitidos para atraer tráficos, un crucero mediano puede dejar unos 30.000 euros por unas horas, entre pagos al Puerto, prácticas y amarradores. Y este año serán 121 buques.

Un escaparate para fomentar el turismo y una nueva línea de negocio

Los empresarios de la ciudad valoran la llegada de cruceros como una fuente de negocio que hay que cuidar y potenciar. Más allá de las breves estancias de los cruceristas, la llegada de los buques ofrece otra ventaja: «El sector permite situar a la ciudad en el mapa mundial de los focos de atracción turística», dice Antonio Fontenla, presidente de la Confederación de Empresarios de A Coruña.

Los que pasan por la ciudad y disfrutan de ella se llevan un buen recuerdo y pueden volver en otro tipo de vacaciones. En ese sentido, los cruceros funcionan como escaparate para fomentar un turismo de calidad, ya que gran parte de los viajeros suelen gozar de un elevado poder adquisitivo.

Fontenla destaca que el sector contribuye sobre todo a mejorar la economía de comercio y hostelería. «Es muy importante que siga creciendo y logre mantener su preeminencia sobre otros puertos de nuestro entorno», indica el presidente de los empresarios.

En la hostelería constatan también la contribución de los visitantes a su negocio, si bien no es un eje central de su facturación. Quienes más se benefician de los atraques son los hosteleros del centro. «La llegada de los barcos se nota, y con el sol, las terrazas se llenan», cuenta Antón Sáez, presidente de la asociación que agrupa a los locales de la Marina.

«Es cierto que todos los cruceros vienen con pensión completa, pero sí que toman cafés y bebidas en las terrazas y eso es un poco más. Los que vienen sin pensión completa se notan más, aunque son muy pocos», relata.

El plan del Puerto contempla que ese tipo de tráficos siga creciendo en el futuro, y para ello la Autoridad Portuaria les dará facilidades físicas. En Batería y Calvo Sotelo quedará una franja de 20 metros para mantener los atraques, explican desde Autoridad Portuaria. Así, cuando esos muelles se integren en la malla urbana por el traslado de la actividad a Langosteira, se seguirán utilizando para los cruceros. Es más, desde el año 2014 se prevé incluso que se pueda utilizar la cara interior del dique de abrigo para el mismo fin en caso de necesidad.

«El crecimiento del sector de cruceros ha propiciado no solo la proyección de la ciudad como destino atlántico de primer orden, sino también su imagen internacional, la desestacionalización del turismo y la afluencia de visitantes con alto poder adquisitivo», dice el presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Losada, quien recuerda el trabajo comercial realizado desde la entidad que preside para atraer ese tipo de tráficos.

Un retorno económico para el tejido comercial que oscila entre 8,5 y 17 millones

Establecer una media del gasto que hacen los turistas que llegan en cruceros a la ciudad no es fácil. Según los cálculos de los estudios que manejaron el Puerto y el Ayuntamiento en su día, cada crucerista deja en la ciudad unos 100 euros. Eso supondría que este año, con 170.000 previstos, el volumen de negocio de las tiendas y locales de hostelería a costa de los trasatlánticos alcanzaría los 17 millones de euros.

Según el consignatario Luis del Moral esa cifra es muy optimista. Él la rebaja a la mitad, 50 euros por persona, que con todo supondría a las empresas coruñesas una facturación adicional de 8,5 millones de euros este año. Conseguir aumentar ese retorno es posible. Por ejemplo, El Corte Inglés pone un autobús con guía para llevar a su centro comercial a los que llegan en barco, pero es la única empresa que lo hace. En el centro, los horarios de las tiendas no siempre casan con los de entrada y salida de los buques, y aunque la hostelería sí gana, lo hace sobre todo a base de servir bebidas, porque la mayoría de los turistas comen a bordo. Muchos, eso sí, compran en tierra bebidas, más baratas, y es habitual verlos en el Gadis de San Agustín, donde ya los atienden en inglés.