El Chuac salva de morir de infarto de corazón a un paciente cada día

r. domínguez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

El Congreso Europeo de Cardiología premia a la unidad de hemodinámica del hospital por un ensayo sobre el tratamiento para tratar de evitar nuevos ataques

03 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

De media, cada día una persona se salva de morir de un infarto agudo de miocardio en el Chuac. La mayoría, por encima del 90 %, tras pasar por la unidad de hemodinámica, que acaba de ser premiada en el Congreso Europeo de Cardiología por un ensayo sobre la intervención más indicada para pacientes a los que, precisamente tras ser tratados para sobrevivir a ese ataque agudo, se les descubre que tienen otros vasos cardíacos dañados.

Los datos del área coruñesa, reflejados en el registro gallego de infarto, reflejan una incidencia intermedia con respecto al resto de la comunidad, con 41 episodios por cada 100.000 habitantes/año. Ferrol tiene la tasa más alta, 51, y Pontevedra la más baja: 30. En toda Galicia, 1.200 cada año.

La unidad del hemodinamistas, una de las tres de Galicia que funciona las 24 horas todos los días del año, realiza anualmente 350 de esos procedimientos que salvan vidas, las angioplastias primarias. Así se denomina la técnica que llevan a cabo especialistas como Ramón Calviño, uno de los autores del trabajo y que, básicamente, consiste en introducir por la muñeca, a través de las venas, un catéter hasta llegar a la arteria que provoca el infarto por estar obturada. Una vez allí, la desatascan y colocan una especie de muelle (stent) que le impide cerrarse de nuevo, de forma que el corazón puede recibir sangre y seguir bombeando.

La mitad de esos pacientes a los que se les realiza un cateterismo primario, «tienen enfermedad multivaso», indica, lo que significa que además de esa arteria taponada, tiene dañadas otras. No siempre están cerradas, aunque sí se han ido estrechando y qué hacer entonces es una de esas cuestiones que genera controversia médica.

El estudio realizado por los hemodinamistas coruñeses, con la unidad de pruebas funcionales del Chuac y profesionales de los hospitales de Ferrol y Lugo, comparó los resultados entre los pacientes a los que se optaba por realizar otro cateterismo y aquellos a los que primero se les hacía una prueba de esfuerzo con ecocardiograma -en lo que «este hospital tiene un equipo de referencia nacional», insiste el cardiólogo-, y solo se le colocó el stent cuando el riesgo de isquemia lo requería. «Vimos que solo había que tratar a un tercio, lo que evita a muchos tener que pasar por segunda vez por la agresión del procedimiento, y además se optimizan recursos», explica Calviño. Además, la prueba de estrés sirve también para fijar terapia de rehabilitación cardíaca.

Para llevar a cabo este ensayo, a punto de ser publicado en revistas científicas, fueron reclutando pacientes a medida que llegaban infartados desde hace cinco años. Otro año más lo dedicaron a completar el seguimiento para certificar que, efectivamente, los resultados eran los mismos. En total fueron 306 los enfermos incluidos, de A Coruña (200) y de Ferrol y Lugo. Los datos revelaron que «la incidencia de eventos adversos (más infartos, ingresos, muerte...) era similar en los dos grupos de pacientes», dice. Al año de ser tratados, por uno u otro método, fue de un 14 % en ambos, con la diferencia de que medio centenar de pacientes del segundo grupo no tuvieron que volver a pasar por un cateterismo.

«Nada mata más: solo en A Coruña es como si cada año se estrellara un Airbus con 180 pasajeros»

Lo importante cuando se sufre un infarto, o se sospecha que esa opresión que se siente en el pecho lo es, «lo primero, antes que cualquier cosa y sin esperar a ver si se pasa, es llamar al 061 y no moverse del sitio», insiste Guillermo Aldama, cardiólogo del Chuac. La central de emergencias avisa directamente al equipo de hemodinámica más cercano y accesible (hay hospitales en que tiene horario restringido) mientras envía la ambulancia a por el enfermo, que ni siquiera tiene que parar en Urgencias. «Nuestro tiempo de respuesta es de 20 minutos desde que nos avisan: cuando llega el paciente, la sala y el equipo está listo para hacer el cateterismo, que es el mejor procedimiento para tratar el infarto».

Insiste el especialista en la importancia de llamar cuanto antes al 061 porque, al margen de no perder tiempo, «la uvi móvil tiene desfibrilador, si se produce una fibrilación ventricular, la descarga es lo que recupera el latido». Recuerda Aldama que precisamente esa rápida intervención es clave ante un infarto, episodio cuya letalidad se produce, en la inmensa mayoría de los casos, en casa o la calle. Aunque una vez en la ambulancia o en el hospital son muchos, la mayoría, los que se salvan, «nada mata más en España que el infarto -recalca-: solo en A Coruña es como si cada año se estrellase un Airbus con 180 pasajeros».

Este programa de atención al infarto, implantado en el 2005 y que ha sido replicado en otras comunidades y países europeos, ha logrado que la mortalidad en Galicia, pese a su dispersión y envejecimiento, sea, por ejemplo, la mitad de la de Andalucía.