Te vamos a poner «veggie»

Patricia García, Marta Vázquez y María Garrido

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Ourense ofrece también alternativas en hostelería para atender a los exigentes clientes que apuestan por el verde en la mesa

08 oct 2017 . Actualizado a las 13:44 h.

Verde que te quiero verde. Y más si te voy a comer... O desayunar, merendar o cenar. El movimiento veggie es imparable y está conquistando la hostelería gallega poniéndonos moraos. Ha plantado la bandera verde en la cocina de la cervecería Victoria, en A Coruña. En este local de la zona de Riazor acaban de estrenar una carta de desayunos tan veggies como ricos. Se empieza por las tapas y se acaba por entrar en el bosque hasta el final. «Empezamos con las tapas veganas. Vimos que tenían éxito y nos animamos también con el desayuno», explica Cristina, propietaria del local. Su propuesta incluye varias piezas de fruta para que cada uno las corte a su gusto, zumos naturales, cookies y rebanadas de pan para untar con aceite, tomate, humus, guacamole y frutos secos. «Investigamos antes de lanzar la carta para ofrecer un menú que cumpla con los requisitos de estas dietas», cuenta Cristina. Entre los fans de este menú para empezar el día «no solo hay gente vegana», sino quienes quieren darse un punto más saludable sin renunciar al sabor.

DEL SUSHI A LA CROQUETA

Hora de comer. ¿Buscas un menú en verde, pero que no esté nada verde en sabor? Vai Amodo, pide mesa en este local de Montero Ríos, en Vigo, que se estrenó hace un año con un objetivo: que todo lo que entrase allí fuese 100% ecológico. En Amodo no hay refrescos embotellados ni gluten. Solo productos libres de tóxicos y una carta sana y abierta para todos los públicos. Entre sus platos, muchas opciones vegetarianas. Como el sushi vegano que puede degustarse al mediodía, y un risotto con verduras para chuparse los dedos. «Aunque el plato estrella es una croqueta», cuenta su propietario, Ángel Elvira. ¿Una croqueta puede ser sana? «Sí porque aunque le llamamos croqueta no la hacemos en la sartén, sino al horno, ni está rebozada con harina de maíz». Habrá que probar.

MERCEDES MORALEJO

Encontrar un restaurante en el que la comida vegana es rica y variada es posible en Ourense. En la calle Reza funciona desde hace varios años el Shangri-La, un vegetariano con muy buena acogida entre los comensales, incluso los más carnívoros, que incluye en su carta varios platos pensados para veganos. Plácido López Rodríguez está al frente del establecimiento, y tiene claro un principio: «Vegano no quiere decir aburrido, las posibilidades y los sabores son ilimitados», asegura. Utilizando como base productos como el seitán, un alimento de origen vegetal que se considera la ternera de los vegetarianos; una amplia variedad de setas; el tofu o las berenjenas, en este local se apuesta por los aliños originales, la mezcla de productos y la búsqueda de propuestas que, desde luego, van mucho más allá de la ensalada.

Santi M. Amil

Así, es posible probar patatas asadas con mojo picón (hecho siempre con productos vegetales); nachos con queso vegano; canelones rellenos de champiñones y acompañados de bechamel que se elabora con leche de soja o pimientos rellenos, una alternativa que se ha convertido en un producto estrella del restaurante, elaborado con pimiento rojo relleno de boloñesa hecha con leche de soja. «También utilizamos la soja para hacer una especie de zorza», explica Plácido, satisfecho por la acogida que tienen sus platos entre los comensales. «Algunos de los platos son una verdadera explosión de sabor, a todo el mundo le encantan», asegura.

 ARROZ A LAS FILLOAS

Las filloas de arroz con verduras, el frikandó de seitán o el tofu al curry, que se elabora con calabaza, son otras propuestas originales de un restaurante que cada vez tiene más clientes que apuestan por comer los platos veganos, algunos solo por probar y otros porque siguen esta tendencia. Para todos hay un plato en el Shangri-La.

Para Lucía Eiras, el paso que dio hace cuatro años para montar el Entre Pedras, fue relativamente corto. Ella y una de sus socias en la cooperativa, Laura Maletta, trabajaban en un vegetariano que cerró, como ocurrió con otras iniciativas similares en Santiago. En su modesto local de la rúa Hospitaliño, en el casco histórico, sirve casi un centenar de comidas diarias a una clientela de lo más variada: «Intentamos diseñar una carta atractiva para todos los públicos y al final la mayoría de los clientes no son vegetarianos», relata. Una de sus apuestas es hacer labor de captación ofreciendo una tapa del día, formato que aprovechan para presentar cosas nuevas y testar la aceptación. Las quesadillas o las hamburguesas vegetales son la especialidad, «y en estos momentos triunfa una de frutos secos con masa».

SANDRA ALONSO

A pesar de que se encuentran en una atractiva zona con otros locales de restauración que mueven turismo, al Entre Pedras van sobre todo compostelanos «y últimamente también estudiantes, porque podemos dar de comer bien por 20 euros para dos personas». Remarca lo de «bien» porque uno de sus retos es luchar contra el estigma de que en este tipo de restaurantes «se sale con hambre».

La originalidad es incuestionable. Hay decenas, cientos de recetas en Internet en las que se inspiran, pero siempre terminan apostando por sus propias creaciones, que adaptan a los gustos de los clientes, a los que solo atienden para las cenas. «Lo hacemos todo en casa, desde las hamburguesas hasta las salsas, y requiere una cantidad de horas y esfuerzo que solo lo paga la pasión», explica. Y después está la filosofía vegana, que llevan hasta las bebidas del local, donde no se sirven bebidas como crema de orujo, por contar con lácteos entre sus ingredientes básicos. Como nieta de carnicero, Lucía se dio cuenta poco después de los 18 años de que no quería comerse lo que vivía a su lado. Con todo, admite que no conoce a mucha gente «coherente al 100 %».