La ciudad cuenta con 67 colonias de gatos callejeros, la mayoría sin control

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Marcos Míguez

El plan pionero llevado a cabo en el barrio de las Flores se quiere trasladar a otras zonas

22 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En el barrio de las Flores, lo que abundan son los gatos. En ningún otro sitio de la ciudad hay tantos, ni están tan bien cuidados. Dos voluntarios de una asociación animalista acuden a diario a las casetas que instaló en abril del 2016 la concejalía de Medio Ambiente para dejarles comida y controlar a una población que ronda los 80 ejemplares. Vigilan que estén bien de salud, que las féminas estén esterilizadas y que su presencia no suponga un peligro higiénico. ¿Lo han logrado? Hay quien dice en el barrio que sí, otros que no. La división entre los que quieren a los felinos y los que no es patente.

Desde la plataforma vecinal barrio de las Flores dicen que la situación mejoró respecto a años atrás, cuando no existía control alguno y los animales campaban a sus anchas. Recuerdan que el problema era tan gordo que fue ahí donde el Ayuntamiento puso en marcha un plan pionero en la ciudad en aplicación de la Lei de Benestar Animal, articulada por la Xunta.

Ley autonómica

La norma establece que los concellos podrán habilitar una zona concreta para que los gatos callejeros puedan convivir en la ciudad como ocurre, por ejemplo, en urbes como Roma. Pero no solo eso. También han de ser los ayuntamientos los que se encarguen de proteger a esos animales, además de controlar la población con campañas de esterilización.

¿Cómo? «Deberán ser capturados para a súa identificación, esterilización e control sanitario. A identificación realizarase a nome do concello, a quen compete a vixilancia e control sanitario destas poboacións», explica el documento. Los gatos, al igual que los perros, tienen que tener un chip identificativo cuyos datos son remitidos a un registro dependiente de Medio Ambiente. Su marcaje es una medida de control para saber el número de animales que viven en la calle y garantizar que han pasado todos los controles sanitarios obligatorios. En A Coruña están registradas 67 colonias. Existen en todos los barrios, si bien en algunos, como Oza, Adormideras, Labañou o Eirís, la situación es alarmante.

Como lo era en el barrio de las Flores hace dos años, antes de que el Ayuntamiento impulsase el plan. No quieren que vuelva a suceder lo ocurrido en la guardería de la Xunta, ubicada en el corazón del barrio. Ayer mismo, una de las trabajadoras recordaba cuando una mujer de avanzada edad acudía todos los días a las instalaciones educativas para dejar comida a los gatos callejeros. «Aquello era un horror. Nos encontrábamos con el patio de juegos lleno de excrementos, se colaban en el interior y en una ocasión, aunque nunca se pudo probar que la culpa la tuvieran los animales, un crío tuvo tiña», cuenta la empleada. Durante años, la guardería tenía un gran cartel en el que se rogaba que nadie diese de comer a los gatos callejeros. Lo único que se consiguió es que la mujer que les dejaba cuencos se moviese unos metros. Esa vecina fue incluso sancionada con 150 euros por el Ayuntamiento por alimentar felinos. Y una asociación animalista recaudó fondos para hacerse cargo de la multa. Eso sí, le explicaron que no podía dejar restos de alimentos por las calles, que lejos de hacer un favor a los animales, provoca situaciones higiénicas que afectan tanto al resto de animales, como a las personas.

Así lo ratifica Beatriz Martín, de la protectora Gatocán. «Son amores mal entendidos», dice quien defiende que los gatos cumplen una función, «siempre que estén bien atendidos y controlados». Alejandro Seijo, de la plataforma vecinal, reconoce una de esas funciones, como la de la eliminación de roedores. «No se ha vuelto a ver una rata en el barrio», dice.

Por cosas como estas, la concejala de Medio Ambiente, María García, decía esto hace unos días en una convocatoria del Dillo Ti: «Se envorcarán todos os medios posibles para trasladar a experiencia no barrio das Flores a outras zonas». Donde se supervisarán «as cuestións do benestar animal e coordinar o voluntariado que dea de comer aos gatos, para que tamén manteña a zona en condicións axeitadas», añadió la edila.