Señales y maniobras confusas lastran el tráfico

Eduardo Eiroa Millares
E. Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Marcos Míguez

Líneas borradas, carteles caídos y vías mal diseñadas entorpecen la circulación

18 dic 2017 . Actualizado a las 00:31 h.

Cuando uno sube por Pla y Cancela y llega al cruce con Juan Castro Mosquera con la intención de girar hacia un lado u otro, se mete en terreno peligroso. Nada para los vecinos del barrio que llevan haciéndolo toda la vida, pero todo un reto para el que alcanza ese punto por primera vez. ¿Se puede girar a la derecha? ¿Y a la izquierda? ¿Cuál es mi carril? ¿De dónde me vienen los coches? Todas esas dudas en un cambio de rasante con la visibilidad bastante limitada. En el suelo metros y metros de señalización horizontal medio borrada y difícil de interpretar. Si es que alguien puede hacerlo. Pla y Cancela también es caótica al llegar a la Costa da Unión.

Este es solo uno de los muchos casos de señalización confusa o insuficiente que salpican el tráfico en la ciudad. Eso y viejos diseños viarios mal resueltos hacen que conducir, para quien no conoce el espacio, sea más difícil.

Sirva también como ejemplo la especie de rotonda del castillo de San Antón, ese espacio convertido por obra y gracia del túnel del Parrote en una nueva puerta de la ciudad. Allí confluyen los coches que van hacia el Arqueológico, hacia el nuevo párking y hacia el paseo. No resulta fácil para quien no conoce el paso meterse hacia el túnel y menos saber quién tiene preferencia. Es una rotonda con un ceda para quien está circulando por ella, lo que ya crea confusión porque supone una excepción a las normas de circulación para esos espacios. No es el único. La rotonda de Casablanca, la que une el túnel de Eirís y la carretera del puerto, tiene el mismo sistema, con los despistes y dudas que eso supone.

Pintura viaria

A esos diseños dudosos y mal señalizados se une el hecho de que en muchos puntos de la ciudad los carteles y la pintura viaria necesitan un repaso urgente para mejorar la seguridad de los conductores, pero sobre todo de los peatones. «Y ahora con las luces de Navidad ya no sé qué señales se ven», dice Jeanne Picard, de la asociación Stop Accidentes. No se trata, indica, de retirar el alumbrado navideño, pero sí de mejorar la señalética, sobre todo porque existen medios técnicos para hacerlo. «Delante de los colegios y centros comerciales debería reforzarse la señalización vertical», dice Picard, que considera que en la ciudad a veces la que hay es confusa, no solo por su estado, sino por su abundancia: cuando el conductor se topa con demasiadas, tampoco sirven. Recuerda Picard que además el problema está en que muchas veces los conductores no cumplen las normas: «¿Quién respeta los límites de 50 en la avenida del Ejército o en Alfonso Molina?», se pregunta, y considera que habría más personas dispuestas a aflojar el acelerador si a los discretos discos de 50 se le añadiesen otros mensajes más visibles.

Basta con darse una vuelta por A Coruña para comprobar que la regulación del tráfico es manifiestamente mejorable. En Los Rosales, por ejemplo, apenas quedan bandas rugosas en el firme enteras. Están allí para que los coches reduzcan la velocidad, pero la mayoría de ellas ya no cumplen su cometido.

Los pasos de peatones necesitan un repaso en el arranque de la ronda de Outeiro -la parte alta será repintada tras el asfaltado- y también en las calles interiores del Agra, la Sagrada Familia y Os Mallos. Hay señales rotas, tumbadas o dobladas en el entorno de Pocomaco y en O Portiño, y también las hay demasiado antiguas -algunas, pintadas o con pegatinas- en la Pescadería. Con el contrato de mantenimiento recién firmado, se espera que la situación mejore, aunque eso no afectará a los fallos de diseño y a las malas costumbres de los conductores.

Un ejemplo son los accesos a Marineda: la línea continúa que impide meterse desde la avenida de Arteixo es sistemáticamente obviada y el carril de servicio situado en dirección al centro comercial no se usa como tal, sino como atajo cuando está menos saturado que el principal, desembocando ambos en una rotonda donde se suceden los trenzados.

Racionalizar la señalización ayudaría a evitar problemas, pero también aumentar la vigilancia para hacer cumplir las normas, sobre todo para poner coto a la doble fila, un mal endémico en la ciudad sobre el cual la presión policial ha bajado en los últimos años. Los coches mal aparcados contribuyen a estrangular carriles y a tapar marcas horizontales empeorando las cosas.