Vuelta al mundo de récord en miniyate y con mensaje ecológico

Emiliano Mouzo A CORUÑA / LA VOZ

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Emiliano Mouzo

Ivan Dimov partirá desde A Coruña en un velero de solo 5,90 metros e irá retirando plásticos del mar

14 jul 2018 . Actualizado a las 11:44 h.

Ivan Dimov lleva prácticamente toda su vida navegando. Pero ahora, a los 55 años, este marino mitad búlgaro, mitad italiano, ha decidido embarcarse en una aventura inédita. A principios de semana llegó desde La Rochela, en Francia, al Real Club Náutico de A Coruña, desde donde partirá en unos días para tratar de dar la vuelta al mundo, una odisea de unas 28.000 millas con la que podría convertir a su barco, el Minnie, en la nave más pequeña en hacerlo con un solo tripulante a bordo.

Compró su barco hace tan solo unos meses, y tras participar en la regata Mini Transat -una prueba transoceánica para veleros de 6,50 metros de eslora- Ivan Dimov lo llevó a Italia para hacerle unas modificaciones en la estructura. «Le corté la proa en forma de estanca y también la popa», explica, y de ese modo dejó la eslora del velero en 5,90 metros. El Minnie tiene además 2,60 metros de manga y un palo de 10 metros que se apoya en los dos costados de la nave y que soporta unos 30 metros cuadrados de vela.

Con su viaje, este lobo marino pretende enviar un mensaje al mundo sobre «la necesidad de no contaminar los océanos, sobre todo con plásticos». De ahí el lema que reza en uno de los costados de la pequeña nave: Salviamo il planeta (salvemos el planeta). Para ir un paso más allá, equipó a Minnie con unos tangones laterales de acero en los que irá recogiendo todos los plásticos que encuentre en el mar durante su travesía. «Los colocaré en redes flotantes y fluorescentes para que las naves más grandes los puedan ver y recoger», subraya Iván.

Un viaje complicado

Si dar la vuelta al mundo en solitario resulta difícil, más complicada será la odisea si se tienen en cuenta las dimensiones y las escasas comodidades que ofrece el velero, donde no hay sitio apenas ni para víveres. «Me alimentaré con cereales con agua y algo de leche condesada», explica. Además, instaló unas mallas diminutas para capturar plancton. «Da mucha energía», asegura el marino.

El agua potable es otra de las complicaciones. Para ello, Ivan ha diseñado un toldo con un embudo que instalará en la cubierta para recoger el agua de la lluvia que se encuentre durante su travesía. Y para hacer algo tan simple como dormir tendrá que atarse con unos cinturones especiales y así evitar el balanceo del barco. Y aunque este se autoadriza -vuelve a su posición original aunque vuelque-, ha instalado una puerta estanca para evitar que se inunde la zona de habitabilidad.

Ecología por bandera

Todo en el Minnie es sinónimo de ecología. Para la electricidad cuenta con paneles solares y con equipos hidroeléctricos instalados en la nave. Todas las adaptaciones para esta aventura las ha diseñado y preparado en un tiempo récord de cinco meses.

Ahora tratará dar la vuelta al mundo en un período que podría variar entre los ocho meses y el año. Pero su verdadero reto es otro: concienciar al mundo de la necesidad de velar por el planeta.