Los pisos turísticos en A Coruña se multiplican por dos y encarecen los alquileres

Eduardo Eiroa Millares
E. Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

El alquiler tradicional alcanzó en diciembre los 8,30 euros por metro cuadrado

15 abr 2019 . Actualizado a las 21:18 h.

El mercado del alquiler en la ciudad se ha disparado en los últimos años, con constantes aumentos de precio y reducciones de la oferta y con los propietarios buscando la mayor rentabilidad posible a sus bienes. Sacar los pisos del mercado tradicional y convertirlos en la viviendas turísticas es una opción que sigue creciendo en la ciudad porque, indican los especialistas, el pago por día suele reportar mayores beneficios y porque los propietarios tienen así mayores garantías de poder evitar inquilinos morosos. En la ciudad la rentabilidad media del alquiler tradicional ronda el 6 % al año, por debajo del 8 % de la media gallega, pero elevada en comparación con el resto de España, según los datos que maneja Sociedad de Tasación. La vivienda turística superaría ese porcentaje si el dueño logra que esté ocupada.

En mayo del año pasado había en A Coruña 160 inscritas en el registro de la Xunta de ese tipo de alquiler. En diciembre esa cifra había subido a los 257, casi el doble. Además, hay muchas otras en los portales de Internet dedicados a ese tipo de transacciones las que se ofrecen sin estar dadas de alta. El total pasa de largo de las 300.

«El parque de viviendas en alquiler en A Coruña estaba hace años en unas 2.500 en movimiento, ahora mismo tiene unas 800 y una buena parte va al piso turístico», dice Benito Iglesias, presidente de la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias (Fegein).

En su opinión, la última reforma legal aprobada por el Gobierno, que busca dar mayores garantías a los arrendatarios, incidirá en que el mercado se reduzca todavía más por mermar las garantías de los propietarios. «No ha habido ningún estímulo para los dueños de vivienda, ni en el IBI ni en desgravaciones, y cuanto más desconfíe el propietario, menos interés tendrá en poner su piso en el mercado, con el consiguiente alza de precios», dice Iglesias.

A Coruña, con Vigo, encabeza el precio la lista de ciudades con alquileres más caros de Galicia -solo superadas por lugares con Sanxenxo- con una media de 8,30 euros por metro cuadrados al mes. Es decir, un piso de 100 metros cuesta ahora en la ciudad 830 euros al mes de media. «El problema es que la renta disponible sigue siendo la que era», apunta Iglesias, quien augura que se seguirá derivando vivienda al alquiler vacacional.

«Llevamos años reclamando a las administraciones gallega y local un parque social de inmuebles porque las rentas medias y bajas son mayoría en Galicia. Hace años que A Coruña, Santiago y Vigo tendría que tener promociones de vivienda social», apunta Iglesias.

En A Coruña, indica el presidente de Fegein, la mayor oferta residencial es la venta de segunda mano, con unas 3.500 propiedades. Los hogares de nueva construcción, dice, no llegan al centenar. Una parte importante de los compradores son inversores que buscan sacar rentabilidad. Los jóvenes, en su mayoría, no pueden en A Coruña plantearse la adquisición de un inmueble. El Ayuntamiento tiene 404 viviendas propias para alquiler social -una más que el pasado mandato- y casi todas ellas están ocupadas desde hace tiempo.

La falta de una políticas de vivienda deja a los jóvenes sin alternativas

La única alternativa para contener los precios y ampliar el parque de viviendas pasa por la intervención de las administraciones en el mercado construyendo inmuebles de promoción pública. Eso demandan entidades como Fegein, la federación gallega de empresas inmobiliarias, que lleva meses alertando de la situación.

Según su presidente, Benito Iglesias, entre los menores de 35 años solo el 12 % dispone de recursos para poder adquirir una vivienda. El resto se ve obligado a montar su domicilio recurriendo al mercado del alquiler. El problema, dice Iglesias, es que la mitad de ese 88 % de jóvenes carece de recursos económicos para acceder a los alquileres o no tienen contratos de trabajo que les garanticen una estabilidad. Los datos que desgrana a nivel nacional empeoran cuando se analiza lo que pasa en ciudades como A Coruña, donde la escasez de oferta y la creciente demanda han tirado con fuerza hacia arriba de los precios de los alquileres.

Durante el actual mandato en la ciudad el gobierno local no llevó a cabo ninguna política de vivienda social. El propio ejecutivo reconoció como un fracaso el intento de compra de pisos -concurso anulado en gran parte por la adquisición irregular de varias viviendas, entre ellas dos a un afín a la Marea- y la aportación municipal al parque de viviendas se limitó a un único piso en cuatro años.

La Xunta, por su parte, acaba de iniciar en el Ofimático la construcción de 40 pisos para alquiler social, pero habrá que esperar todavía al menos año y medio para que esas nuevas vivienda estén terminadas.