El forense apoya al joven sin iris y critica la resolución de la Xunta

Alberto Mahía A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MIGUEZ

El adolescente oleirense espera que ahora le den las ayudas

24 abr 2019 . Actualizado a las 09:24 h.

La Xunta le dijo que tenía un trastorno en el iris, pero él ni siquiera tiene iris. Fran Amor, ese joven oleirense de 17 años que poco a poco va perdiendo la visión, no recibe las ayudas necesarias que su familia solicitó porque para la administración su dolencia no es para tanto. Solo tiene un 24 % de visión, pero no puede optar a una dotación económica para adquirir libros, un ordenador adaptado, gafas o gotas para sus ojos. Por eso lleva años, junto a sus padres, intentando en los tribunales que la Xunta admita lo que admitieron todos los oftalmólogos que vieron a Fran. Finalmente, el juicio quedó este martes visto para sentencia después de que un médico forense del Imelga declarase en el Juzgado de lo Social número 2 lo que ya venían diciendo durante años la clínica Barraquer de Barcelona o algunos de los más prestigiosos oftalmólogos del país, que el joven oleirense Fran Amor Llopis padece una aniridia bilateral congénita. Y no un «trastorno del iris y cuerpo ciliar», tal y como resolvió el equipo de valoración de discapacidad de la Jefatura Territorial de la Consellería de Política Social. Para la Xunta, y ahí está el problema por el que esta familia lleva luchando cinco años y medio, su grado de discapacidad oficial, y provisional, es del 58 %, insuficiente para obtener ayudas. Pero «eso no es cierto», cuenta su madre, Sandra Llopis, que muestra los informes de varios oftalmólogos que sostienen que el joven supera el 70 %, lo que le daría acceso a algunos apoyos, como la posibilidad de comprar una especie de prismáticos especiales para sus clases de segundo de bachillerato.

La sesión de este martes en el juzgado de lo Social de refuerzo número 2 servirá, según la familia de Fran, para que la Justicia les dé lo que la Xunta les niega. La comparecencia de un médico forense del instituto Médico Legal de Galicia no pudo ser más contraria a la postura de Política Social. En su intervención llegó a calificar el informe autonómico de «falacia». Añadió que la enfermedad existe, está reconocida internacionalmente y diagnosticada en el joven, que pese a todos sus barreras, como estudiar con lupa y contar con la ayuda de los profesores, saca unas notas estupendas.

Fran heredó la enfermedad de su madre, a la que sí se le concedió la discapacidad. La aniridia no les permite, por ejemplo, salir a la calle sin protegerse del sol. La fotofobia es solo una de las consecuencias de una patología degenerativa que afecta a una de cada 90.000 personas y que predispone a muchas otras, como el glaucoma y las cataratas. Fran solo tiene un 24 % de visión, pero su madre ya solo conserva un 8 %. «No quiero que mi hijo pase por todo lo que yo pasé, con 13 operaciones y con el miedo patente de poder quedarnos ciegos», dice Sandra Llopis.

La Administración alegó que su discapacidad es objetivable en campo y agudeza visual. Sin embargo, Sandra asegura que en las revisiones «ni le miraron a los ojos». ¿Qué dice Fran? Que su lucha «sirva para que otros no pasen por lo mismo».