Este barrio de A Coruña es una ruina: tres calles y 47 edificios que se caen en el Orzán

Mila Méndez Otero
m. m. otero A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Los vecinos piden una revisión del Pepri que facilite las reformas y lamentan el trato «desigual» que recibe el Orzán

12 feb 2020 . Actualizado a las 18:10 h.

La zona que separa la ensenada del Orzán de A Coruña del centro lleva años relegada de las prioridades municipales. Los edificios, apuntalados, cubiertos con redes de protección y atestados de pintadas configuran un pintoresco y decadente paisaje urbano. Estar dentro del plan especial de protección y reforma interior (Pepri) de la Ciudad Vieja y Pescadería no ha evitado el deterioro.

«En la calle Orzán hay edificios catalogados, exponentes del modernismo, en peligro. Desde la casa de los elefantes, en el número 8, a la de las flores, en el 21», exclama Consuelo. Es la secretaria de la asociación de vecinos.

Último recuento

Desde el colectivo han elaborado un informe donde ponen cifras. «Contabilizamos 47 edificios ruinosos en solo tres calles y sus callejones adyacentes. Son las vías que peor están: Orzán, Cordelería y Vista», detalla Consuelo. Este es su recuento, el más reciente, y en el que han trabajado arquitectos que forman parte del colectivo vecinal. «Hay otros cinco edificios que no incluimos porque creemos que están en proceso de rehabilitación», añade Consuelo.

El desgaste no entiende de nombres ilustres. «La casa de Andrés Gaos es una parada clásica de los guías turísticos. Da vergüenza ver cómo está», confiesa José Luis Méndez, de la Asociación de Vecinos del Orzán. Hace dos veranos el proyecto Empty Coruña?, desarrollado por profesores de la UDC, tomó este rincón de Pescadería como ejemplo de una ciudad que se vacía: inmuebles imposibles de rehabilitar, trabas para conseguir licencias, precios que se disparan por los pisos turísticos y vecinos de toda la vida forzados a abandonar. Una teoría que encaja con la realidad, dicen los residentes.

Los vecinos vinculan «la mala hostelería de los afters y plazas que se convierten en discotecas abiertas» con esta degradación.

Un piso aquí no baja de los 200.000 euros siendo ruinoso

La casa en la que nació el compositor y violinista Andrés Gaos es la del centro de la imagen. La residencia es una de las edificaciones ruinosas del Orzán
La casa en la que nació el compositor y violinista Andrés Gaos es la del centro de la imagen. La residencia es una de las edificaciones ruinosas del Orzán MARCOS MÍGUEZ

63 pintadas en una casa

«Un edificio tiene 63 denuncias por grafitis presentadas en el registro. No nos contestaron ni a la primera en el Ayuntamiento», indican desde la asociación. Hablan de un trato «desigual».

Además, sostienen, rehabilitar con el actual Pepri es una odisea. «Consultamos en el catastro, hay edificios que han sido comprados por bancos y fondos. Hay interés por reformar, lo que no hay son licencias. La mayoría de inmuebles solo tienen una protección ambiental, pero ni así, y muchos ya no se pueden recuperar. Uno lleva apuntalado 20 años», lamenta Consuelo, que insiste: «Hay que revisar el Pepri».

Sin embargo, los precios no bajan. «Uno de los pocos edificios que se está rehabilitando y da a San Andrés es para alquiler turístico. Fue lo que les respondieron los promotores», desvela Consuelo. «Un piso aquí no baja de los 200.000 euros, aunque esté ruinoso», comenta. 

Bancos y fondos de inversión han comprado edificios, hay interés, lo que faltan son licencias

Lejos de Santiago

A pesar de las peticiones para endurecer la prohibición del consumo de alcohol en la calle, como se hizo en ciudades como Santiago, desde María Pita se defienden: «No hay dejadez ni omisión de funciones. Hemos instalado dos puntos de medición de ruido y desde el verano el incremento de las actuaciones policiales ha sido ingente. Estamos pendientes de dar solución a un posible incumplimiento de la ordenanza, si es que lo hay», dijo en rueda de prensa la alcaldesa Inés Rey justo después de anunciar las medidas en Méndez Núñez. «Trabajamos por la equidad de todos los interesados, también de los locales que cumplen», apostilló.

«Podría ser un barrio bohemio, como el de las Letras o el de Chueca, en Madrid. Abren negocios alternativos, de artesanía, ropa... pero la normativa no nos deja salir adelante», concluye Consuelo.