Eduardo Fonseca, jefe de Dermatología del Chuac: «El problema con la exposición solar es que los daños no son inmediatos»

FErnando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

El especialista participa mañana, vía telemática, en el ciclo Charlas Saludables

22 jul 2020 . Actualizado a las 15:47 h.

El cáncer de piel es el tema escogido para la primera cita tras la alerta sanitaria del ciclo Charlas Saludables, que organiza la Xerencia de Xestión Integrada del área sanitaria de A Coruña-Cee en colaboración con La Voz de Galicia. Las medidas preventivas de la llamada nueva normalidad obligan a realizar este encuentro con el doctor Eduardo Fonseca, jefe del Servicio de Dermatología de Chuac por vía telemática, de manera que los interesados podrán seguir su charla a través del Facebook, el canal de YouTube o la web de La Voz de Galicia, mañana a partir de las 20.00 horas.

-Llega el verano y el tema escogido son los tumores cutáneos.

-La inmensa mayoría son lesiones curables con procedimientos médicos o quirúrgicos muy sencillos. Pero hay algunos casos en los que, porque la enfermedad está ya muy evolucionada o porque es una forma muy agresiva, el tratamiento ya no es tan sencillo y puede incluso no tener cura. Afortunadamente es una minoría de los casos e incluso algunos que hace no mucho no tenían tratamiento ahora pueden curarse gracias a la nueva medicación que tenemos. La forma más común es el carcinoma basocelular, que es una tumoración que no da metástasis excepto en casos muy extraordinarios. Yo, en todos los años que llevo ejerciendo, no he visto ningún caso.

-¿Cuándo debemos acudir al especialista?

-Cualquier lesión nueva que no se sepa lo que es debe llamar nuestra atención y se debe consultar al médico. No significa necesariamente que se trate de un cuadro maligno, en la mayoría de los casos no lo es, pero la detección temprana es fundamental. Dentro de esto hay que vigilar que sean lesiones asimétricas, irregulares en su coloración, que midan más de seis milímetros de diámetro y que se modifique. Esa es la evolución de la que hay que estar pendiente cuando es un lunar de verdad, que no en todos los casos lo es.

-¿Existe un paciente tipo?

-Los tumores cutáneos en general son más frecuentes a medida que la edad va siendo más avanzada. Por eso en poblaciones especialmente envejecidas, como es el caso de Galicia, el problema es más importante en relación al número de habitantes que en otros sitios. Puede haber tumores cutáneos también en niños o adolescentes, claro, pero es algo anecdótico. Por contra, prácticamente nadie que viva cien años se libra de padecer algún tipo de cáncer cutáneo.

-Aparte de la exposición excesiva al sol, ¿existen otros factores que influyan en su aparición?

-Hay muchos factores, y el sol indudablemente es uno de ellos, aunque tampoco influye en todos los tumores cutáneos. En primer lugar hay que tener en cuenta el tipo de piel. Y son relevantes los factores genéticos también, pero a estos hay que sumarle otros como la inmunodepresión, el consumo de tabaco, sobre todo en el cáncer de labio, y otros factores tóxicos, como el manejo de arsénico, la radiación, el alcohol... Incluso en la causa de algunos tumores pueden intervenir determinados virus. Particularmente, en el caso del coronavirus, no tenemos todavía perspectiva temporal para saberlo. Pero indudablemente la quemadura solar es el factor fundamental para la inmensa mayoría de los tipos de melanoma. Hablamos de las exposiciones intensas y discontinuas, para este tipo de tumores. Lo fundamental es ser sensatos.

-Se ha conseguido generar cierta conciencia sobre los peligros del sol.

-Pero queda mucho camino por andar, e incluso algo por desandar. Que una persona de noventa años que no tenga ningún problema se prive de pasear al sol no tiene sentido. Pero es precisamente entre los mayores en donde mejor cala el mensaje de la fotoprotección, mientras que entre los adolescentes no ha llegado a calar tanto y vemos continuamente quemaduras solares, lo que supone un riesgo muy grande en el futuro aunque en el momento sean molestias leves. Afortunadamente, los padres están muy concienciados y suelen proteger a los niños pequeños. Otra cosa son los jóvenes y las mujeres que se exponen en exceso al sol o a cabinas de bronceado. El problema es que el daño no es inmediato, se produce a largo plazo y no se aprecia en el momento.

-Habrá que encontrar nuevas vías de comunicación que lleguen más a los jóvenes.

-Quizá podrían meterse mensajes en las videoconsolas, porque deben concienciarse.

«Se han abierto posibilidades para casos en los que antes teníamos poco que ofrecer»

El doctor Fonseca llama a la prudencia a la hora de exponerse al sol: «Como ponerse a la sombra no hay nada. Pero si uno va a exponerse es fundamental llevar fotoprotección», insiste.

-¿Qué protección debemos llevar?

-Hoy en día solo se aconsejan factores de protección altos. Mínimo factor 30 y, mejor, 50, que es lo máximo que se puede medir, aunque existen las de 50 +. Pero dependerá también del tipo de piel que tiene cada uno. Hasta llegar al límite de que hay pieles que no deben sufrir ninguna exposición solar intencionada, ni con fotoprotectores. Bien porque tenga un nivel de tolerancia muy bajo, porque su nivel de acumulación de exposición sea altísimo o porque esté tomando algún tipo de medicación fotosensibilizante que lo desaconseje. Cosas tan comunes como los diuréticos.

-Hablaba antes de la evolución de los tratamientos para estos tumores.

-El tratamiento dependerá del tipo de lesión, localización y su desarrollo. Hay tratamientos quirúrgicos, con nitrógeno líquido, con radiofrecuencia... Pero también hay lesiones que pueden ser tratadas simplemente por vía tópica o con exposición a lámparas de determinadas longitudes de onda. Hasta la exposición al sol puede ser terapéutica en según qué casos, aplicando una sustancia fotosensibilizante para que destruya el carcinoma. Es todo una cuestión de equilibrio, lo mismo que produce el problema puede solucionarlo. Pero hay unos nuevos tratamientos que han abierto unas posibilidades enormes para casos en los que antes teníamos poco que ofrecer. Ahora podemos curar esos casos o, cuanto menos, prolongar la vida del paciente manteniendo su calidad de vida.