Susana Castelo: «La pandemia ha dejado ver, más que nunca, las carencias en accesibilidad»

FErnando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

El Ayuntamiento ha otorgado a la asociación la Medalla al Mérito de la Ciudad

18 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Ayuntamiento aprobó en su último pleno otorgar la Medalla al Mérito de la Ciudad a la Asociación de Personas Sordas de A Coruña, que acaba de cumplir 50 años. Su presidenta, Susana Castelo, repasa la historia y los retos de esta entidad, la primera de las siete asociaciones de personas sordas que hay hoy en Galicia, que trabajan conjuntamente y a través de la Federación. Cuenta con unos 130 socios que se reúnen en el local situado en Pla y Cancela.

-Ante todo, felicidades. Aunque se me ocurren mejores momentos para cumplir 50 años...

-¡Sin duda! Llevábamos dos años preparando el aniversario y habíamos creado una comisión que trabajó muy duro para crear un programa de actividades que ocupase el año entero. Pero en marzo decidió visitarnos el covid y tuvimos que suspenderlo todo. En un principio lo aplazamos hasta junio, pero terminamos suspendiendo todo el programa para el año entero. Lo único que intentamos salvar fue el acto conmemorativo del mes de octubre, tratamos de mantenerlo en pie hasta el último momento, pero nada, ni siquiera eso, no fue posible.

-Pero consiguieron que la torre de Hércules se iluminase de azul en su honor.

-Sí, el 4 de octubre, pero poco más. El resto de actividades las hemos dejado pendientes de fecha de celebración. A ver cómo va evolucionando la situación este año. Pero es que es muy complicado hacer planes. Obviamente nos va a ser imposible recuperar todas las actividades que teníamos planeadas para el año pasado, pero intentaremos retomar cuantas más mejor.

-¿Cómo fue el origen de la asociación?

-La idea partió de Gerardo Parga, que sigue formando parte de la asociación hoy en día. Fue en 1970, sin ningún tipo de recursos, sin intérpretes. Fue un acto de valentía, la verdad. Contaba con el apoyo de un grupo de personas sordas que le ayudaron en la creación de la asociación. Precisamente en la necesidad de comunicarse de este grupo de personas es donde está el germen de la asociación. En muchos casos no se hablaba lengua de signos en la unidad familiar, en la televisión era algo impensable, no había acceso a la información para las personas sordas... La única opción con que contaban era quedar entre ellas y verse en un bar. Así surgió la idea de habilitar un local en el que reunirse.

-También tendría una parte de reivindicación de derechos.

-Sin duda, eso estuvo siempre presente y, afortunadamente, poco a poco se han ido consiguiendo cada vez más derechos. Pero te aseguro que en un principio el objetivo principal de la asociación era el contacto con otras personas sordas. Es que era algo básico y fundamental. Y después se fueron dando cuenta de que existían unas barreras en su día a día que había que ir derribando. Y ahí empezó la lucha por el reconocimiento de derechos, por conseguir recursos, por que se reconociese y estuviese presente la lengua de signos... Intentar conseguir la igualdad con el resto de personas oyentes, al fin y al cabo. Y en eso seguimos hoy en día.

-Poco tiene que ver la situación actual con la de hace 50 años.

-Se ha avanzado mucho, pero no hemos conseguido el cien por cien de lo que queremos ni de lejos. No vivimos en igualdad plena, siguen existiendo barreras. Queda mucho por hacer, pero nosotros no nos rendimos. Seguimos luchando y moviéndonos para reivindicar nuestros derechos. Si hubiésemos conseguido todo, incluso perdería su razón de ser la propia asociación. La sociedad está más sensibilizada, sin duda. Sobre todo con respecto a la figura del intérprete de lengua de signos y la propia lengua. Pero quedan muchos derechos que tenemos reconocidos por ley que todavía no se nos aplican. Ese es el problema. La integración está en la agenda de todas las Administraciones, pero hoy en día todavía sufrimos discriminación en muchos ámbitos.

-¿Como cuáles?

-Pues recientemente tuvimos una protesta para reivindicar más intérpretes de lengua de signos en los centros educativos, porque hay niños que se ven desamparados en un aspecto tan fundamental como el de la educación. O la accesibilidad de algo tan extendido como la televisión, en la que hay canales que no cuentan todavía con intérpretes o con subtitulado. Y la crisis del covid ha dejado ver, más que nunca, esas carencias en accesibilidad.

«¿Cómo se enfrenta una persona sorda a una cita médica por teléfono?»

«El confinamiento fue un momento crítico que dejó a la vista nuestras carencias», explica Susana Castelo.

-¿Cómo vivieron en la asociación esos días tan complejos?

-Con tensión. Verte en una situación así sin tener manera alguna de comunicarte con el mundo exterior puede llegar a ser desesperante. Contactábamos con nuestros asociados a través de videollamada y les poníamos en contacto con nuestros intérpretes. Pero la verdad es que en estos momentos, en la ciudad, hay muy pocos intérpretes de lengua de signos, y personas sordas hay muchas.

-Dice que la pandemia les ha complicado mucho la vida.

-En muchísimos aspectos. Hoy en día las citas médicas son telefónicas. ¿Cómo se enfrenta a esto una persona sorda? Es algo muy grave, una barrera enorme en algo fundamental como es la salud.

-¿Y cómo solucionan esto?

-Lo ideal sería que el médico accediese a nosotros de otra manera, con consultas a través de correo electrónico o por mensaje telefónico... O que se contase con un intérprete de lengua de signos, claro. Hemos presentado muchas reclamaciones ante el Sergas, pero no nos han dado solución alguna.

-También les afecta el uso de mascarillas.

-Hay mucha gente que recurre a la lectura labial. Incluso en lengua de signos contamos mucho con la expresión de la cara, que se pierde al llevarla tapada. Estamos luchando por conseguir mascarillas transparentes homologadas, que por ahora no hay. Y a eso súmale que en comercios o consultas, pedir ahora comunicarse escribiendo en un papel que tiene que cambiar de manos, no es algo a lo que todo el mundo esté dispuesto a acceder.