El 15M que empezó el día 17

Javier Becerra
Javier Becerra CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

EDUARDO PEREZ

Han pasado diez años. Y hoy planea la misma nostalgia de pureza que en los ochenta generaba mayo del 68, mientras se veía cómo iba la vida de algunos

14 may 2021 . Actualizado a las 09:34 h.

El desencanto se instala en el Obelisco. Así titulaba el 18 de mayo del 2011 La Voz una pequeña noticia que recogía la protesta de una quincena de jóvenes dispuestos a pasar la noche al raso pidiendo «democracia real ya». Lo hacían a imitación de lo que había ocurrido dos días antes en la Puerta del Sol de Madrid. Parecía otra manifestación más. Pero no lo era. Ahí se encontraba el germen de la indignación que sumaría adeptos día tras día, hasta juntar a miles declamando un cambio. Se le llamó 15M.

A Coruña, una ciudad cuya agitación callejera palidecía ante el nervio obrero de Vigo o el empuje político de Santiago, se convirtió en el centro de la protesta en Galicia ante la sorpresa de todos. Durante varios meses en el Obelisco operó una miniciudad en la que se debatió, se soñó, se conspiró, se construyó, se destruyó y se acumuló la frustración de ver como todo, al final, se degradaba volatilizándose sin remedio. En cierto modo, fue un curso acelerado de lo que es la vida. Hubo imágenes para la historia. Una: el grito de silencio de la jornada de reflexión. Dos: un chaval encaramándose sobre la fachada de un edificio poniendo el cartel de «praza 15 de maio». Tres: una cadena humana intergeneracional desde el Obelisco a María Pita. Pero también hubo cosas penosas como el auge de los trepas, las peleas del final o los enfrentamientos contra periodistas a los que, cómo no, se les quiso culpar de la debacle.

Han pasado diez años. Y hoy planea la misma nostalgia de pureza que en los ochenta generaba mayo del 68, mientras se veía cómo iba la vida de algunos. Especialmente, de los que dijeron haber estado allí, sin que nadie los recordase en la barricada. Tampoco ahora se recuerdan a otros en el Obelisco del 15M.