Los restos de muro de la calle Fontán de A Coruña coinciden con el baluarte y la batería de Salvas

Tamara Rivas Núñez
Tamara Rivas A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

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Los arqueólogos estudian si los vestigios hallados forman parte del sistema defensivo de la ciudad

14 may 2021 . Actualizado a las 10:58 h.

Las obras en la red de aguas pluviales que desde principios de mes se llevan a cabo en la calle Fontán, en el entorno de la plaza de Ourense, dejaron a la luz ayer unos restos que, según los historiadores, pueden ser de la antigua muralla defensiva de A Coruña. El proyecto para pluviales ya contemplaba la posibilidad de que apareciesen estos vestigios, y Patrimonio de la Xunta sabía de su existencia, por lo que los trabajos podrán seguir adelante sin mayor inconveniente.

El historiador Xosé Alfeirán aseguró en el programa Voces de A Coruña, de Radio Voz, que se trata de un «hallazgo importante», pero precisó que «todavía es pronto para saber de qué siglo es el muro encontrado y cuál era su función exacta».

Para conocer los detalles explicó que será necesario analizar los morteros, la tipología de la construcción y ver hacia dónde se prolonga la edificación. Con todo, los restos que han salido a la luz son los de «un muro de importantes dimensiones que parece que se extiende hacia la plaza de Galicia, y aunque es pronto para datarlo, posiblemente sea del siglo XVIII», dijo el historiador.

Alfeirán cree que podría tener relación con la muralla primigenia de la Pescadería, la que transcurría por Juana de Vega. Tras el ataque de Drake en 1589 quedó arrasada, y «se fueron construyendo a lo largo de los siglos XVII, XVIII y principios del XIX nuevos muros y baluartes para ir ampliando el volumen de la fortificación». Y aunque insiste en que «todavía no está claro lo que puede ser», desliza que, «si hay muro, lo más lógico es pensar que está vinculado a esa fortificación».

A pesar del hallazgo, tanto fuentes municipales como el historiador coinciden en que las obras de canalización pueden seguir sin problema, ya que «hay margen suficiente» para colocar las tuberías sin que los restos se vean afectados por los trabajos. 

Hasta el día 20

Aunque en principio se preveía que los trabajos de canalización finalizasen mañana, fuentes municipales explicaron que la lluvia ha obligado a retrasar un poco esa previsión y calculan que será sobre el día 20 cuando estén terminados. Mientras tanto, la calle Fontán continúa cerrada al tráfico, y la circulación por Padre Feijoo queda reducida a un único carril. Además, se han suprimido ocho plazas de aparcamiento; seis en la calle Arzobispo Lago y otras dos en la esquina de Padre Feijoo con la plaza de Ourense. 

Batería de Salvas

Referente en el estudio de las murallas de la ciudad es el arquitecto y profesor de Proxectos Arquitectónicos, Urbanismo e Composición en la UDC José Ramón Soraluce. «A la espera de que los arqueólogos determinen qué son exactamente los restos hallados, lo que sí es cierto es que la zona en que aparecieron coincide con el final del baluarte y de la batería de Salvas», explica.

La muralla de la Pescadería que avanzaba por la calle de Juana de Vega cerrando la ciudad en el punto más estrecho del istmo tenía dos baluartes, uno en la llamada puerta de Arriba, junto al Orzán, y otro en el lado opuesto, es decir en lo que hoy sería la zona de plaza de Mina.

«De este último baluarte -concreta Soraluce- salía un espigón de cañones enorme que avanzaba en dirección a Alfonso Molina al menos hasta la plaza de Ourense. Esa era la batería de Salvas, y la zona coincide con la de los restos que acaban de aparecer».

En este lugar, aclara también el arquitecto, estaba uno de los accesos a la ciudad, «el que venía por el borde litoral», por la zona de Os Castros. Y había otro acceso que iba a dar a la puerta de Arriba, en el Orzán.

Todo este entramado defensivo (muralla, baluarte, batería) formaba parte del llamado Frente de Tierra de A Coruña, «y era lo último construido» de todo ese sistema amurallado. De todas formas, «en el exterior -dice Soraluce- ya se apreciaban en el siglo XVIII casas construidas en lo que hoy sería el Ensanche». Estamos hablando, por tanto, «del último de los reductos militares» de la ciudad. La muralla de la Pescadería, que avanzaba por Juana de Vega, se derriba en la segunda mitad del siglo XIX para permitir la expansión de la urbe hacia lo que entonces se conocía como Garás, lo que permitiría crear, en varias fases, el Ensanche. 

En Rubine y Durán Loriga

No es la primera vez que la ciudad muestra sus tesoros escondidos cuando se acometen obras en sus entrañas. Sucedió a finales del año pasado en la calle Nuestra Señora del Rosario, donde aparecieron restos de la muralla defensiva del siglo XVIII. O en Rubine, cuando un socavón causado por lluvias intensas hizo aflorar en el 2016 un conducto del siglo XIX. En otro socavón, esta vez en Durán Loriga, aparecieron ese año restos de unas manzanas de casas del XVII, derribadas precisamente cuando se construyó la calle.

Y en Sánchez Bregua, Inditex se vio en la necesidad de modificar el proyecto de la tienda bandera de Zara por la aparición de cimientos de muros de época romana y otros que integraban el complejo sistema defensivo de A Coruña.