Celebra los 40 tirándose en paracaídas

A CORUÑA CIUDAD

cedida

Alba Lorenzo, profesora en un centro coruñés, confiesa que ha sido una experiencia increíble. «Solo puedes abrir mucho los ojos y alucinar», señala

06 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Es una mujer de altos vuelos. En el 2010 se casó y las amigas le regalaron la posibilidad de pilotar una avioneta. Ahora acaba de cumplir los 40 y, además de una cena sorpresa, le obsequiaron con un viaje a la costa Oeste al que se fue con su marido el domingo pasado y... un bono para lanzarse en paracaídas. «La experiencia es totalmente recomendable. No sé cómo he esperado tanto para vivir en primera persona algo así», resume Alba Lorenzo. Es vicedirectora del IES Elviña de A Coruña, donde imparte clases de Lengua y Literatura Castellana, y es madre de dos hijas, Mía y Ava. «La mayor, que tiene 10 años, quería venir conmigo. Creo que no son muy conscientes de lo que hice», apunta sonriente. Para cumplir con el reto de lanzarse en paracaídas para celebrar el 40 cumpleaños se desplazó a León. «Fuimos al aeródromo de Chozas y nos pusimos en manos de los profesionales del Centro de Paracaidismo Skydive, que son muy atentos. En todo momento están pendientes de ti, te explican todos los detalles y te preguntan si estás bien. Yo no estaba nerviosa, pero sí ansiosa», resume esta coruñesa. 

El momento del salto

Con la equipación adecuada se subió a la avioneta junto con otra osada compañera. Durante veinte minutos la aeronave fue cogiendo altura hasta situarse a 7.000 pies. «En ese momento nos preparamos tal y como nos indicó el monitor para lanzarnos. Yo fui la primera», recuerda. El cumpleaños con más adrenalina duró un instante. «Salté. No te da tiempo a mirar para abajo ni a decir: ‘Dios mío, qué estoy haciendo‘», relata. La caída es un subidón. «Esos segundos cayendo al vacío suponen una descarga de adrenalina brutal. Solo puedes abrir mucho los ojos y alucinar. En la mente no te pasa nada. Es como un vacío. Fue maravilloso. Indescriptible», asegura. En todo momento tuvo ayuda del monitor que le acompañó y mitigó con su fuerza el tirón que se produce cuando segundos después del salto se abre el paracaídas. «A continuación vas bajando poco a poco y haciendo giros. Es muy suave. Hacía muy buen día y el aterrizaje fue muy tranquilo. No tengo palabras», afirma Alba. Hace unas semanas me contó su idea cuando coincidimos en el acto de graduación de la promoción de 2.º de bachillerato de su instituto, de la que me eligieron como padrino. Desde que me lo dijo estuve pendiente de que llegase la fecha que había fijado para la aventura. ¿Qué hará cuando cumpla los 50? Conociendo a Alba y el entusiasmo que le pone a todo seguro que superará lo de lanzarse desde una avioneta en León. 

Sueños cumplidos

Mientras escribo la historia de Alba pienso en cuántas cosas que nos proponemos en algún momento de nuestra vida nunca llegamos a hacer. Ese día que le cuentas a tus amigos que alguna vez recorrerás en moto o coche Estados Unidos, o que acudirás a un espectáculo deportivo destacado, o que te pasarás un mes en una isla desierta sin conexión con el exterior. Da más vértigo que lanzarse desde una avioneta pensar en que muchos de esos propósitos ya quedaron en nada. Que nunca se harán realidad. Pasaron los años y ahora es imposible. Es mejor pensar en los pequeños logros de cada día.