Cómo olvidar septiembre

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

Esta semana recogimos dos cajas de cartón cargadas de conocimientos después de dejar la cuenta corriente temblando

04 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Septiembre era un mes poético hasta para Earth, Wind and Fire, porque no tenían que pagar la factura de los libros de texto. O tal vez porque en el año 78 la factura no tenía nada que ver con la de este 2024 y entonces uno decía ba-dee-ya y bailaba o recordaba que bailaba y todo eran falsetes, amores juveniles y estilismos indescriptibles.

Con un retaco en 2.º de primaria y una (casi) adulta en 2.º de bachillerato, esta semana recogimos dos cajas de cartón cargadas de conocimientos, después de dejar la cuenta corriente temblando y a la dependienta sorprendida porque pensábamos que el golpe sería mayor. Mal andamos, pensaba al pagar, cuando semejante factura (hay cruceros todo incluido más baratos) nos provoca cierto alivio. Una de las cajas de cartón se rompió antes de llegar a casa, tal era el peso de la sabiduría que los cativos van a absorber este curso. O se nos iban las fuerzas por el camino, al ir sumando en la cabeza el precio del material que nos encargarán el próximo miércoles, más los zapatos (los pies crecen), los pantalones (ya no se pueden poner más rodilleras), las extraescolares (necesitan deporte, creatividad, cultura, y nosotros conciliar. O esto nos han vendido), el comedor (más conciliación). «Cálculo mental, cálculo fácil», ponía al final de cada tema en mi libro de EGB de Matemáticas, editorial Santillana, tapas naranjas. Ni mental ni fácil, en este caso. Aquellos eran problemas con manzanas, litros de aceite sin inflación y trenes que salían a su hora de las estaciones, pero nunca había que calcular en qué día del mes de septiembre estabas ya a finales de agosto porque habías tenido que pagar las facturas de la vuelta al cole.

Tan poético, septiembre. Ba-dee-ya, dee-ya, dee-ya.