
Ha llegado a un punto que ya hay quien bromea con el hashtag #lacorufest, porque esto es un no parar
11 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Me comentaba estos días una persona de la industria cultural que pensaba que había demasiados festivales en A Coruña. No sabía aún lo que asomaba esta semana, ese Son do Nordés que tendrá lugar en el parque de Santa Margarida y que, por ahora, ha confirmado la presencia de los reconciliados Albano y Romina así como Il Divo. La noticia surgía el mismo día en que se presentaba el Mareira Fest, dedicado a los sonidos de post-metal, drone y experimentales, donde actuarán los espléndidos Sangre de Muérdago y otros. Al tiempo, se daba a conocer el cartel por días del Morriña Fest que este año viene con Residente y Peso Pluma. Todo eso en un día como material informativo relacionado con los festivales.
Efectivamente, cuando se plasma un goteo así, entiendes el diagnóstico de ese profesional. Porque hemos llegado incluso a días en los que ibas de uno a otro festival con la sensación irreal de que en una ciudad de 250.000 habitantes ocurra algo así. Por ejemplo, el año pasado, en septiembre vi a La Oreja de Van Gogh en el Recorda Fest del Puerto y, poco antes de terminar, salí escopetado para ver a Mudhoney en el Noites do Porto en Inn Club. O en julio hubo un día en el que se celebraban a la vez el Atlantic Pride en el centro con el Wake Up Festival en Bens (todo mientras Juan Luis Guerra actuaba en el Coliseum y Robe Iniesta en el Puerto).
La situación ha llegado a un punto que ya hay quien bromea con el hashtag #lacorufest, porque esto es un no parar. En la ciudad en la que otrora se celebraba el Noroeste y ya está, ahora hay tal jardín festivalero que hasta a los universitarios se les saludó con el Ola UDC Fest. Pero lo mejor es que la mayoría funcionan espléndidamente bien. Lo que nos lleva a pensar que definitivamente esta ciudad es un gran festival.