«Si no llego a intervenir, la pobre mujer estaría ahora en el hospital»

Elena Silveira
Elena Silveira CULLEREDO / LA VOZ

CULLEREDO

César Quian

Este operario del servicio municipal de limpieza evitó que un joven continuara propinando una paliza a su pareja

24 abr 2018 . Actualizado a las 13:15 h.

Imagínense la escena. Eran las 7.25 horas del pasado miércoles en la avenida principal de Vilaboa, una localidad del municipio coruñés de Culleredo. La calle estaba poco concurrida y David Castro iniciaba su trabajo como operario del servicio municipal de limpieza viaria. De repente, oyó unos gritos. Era una pareja de jóvenes que se estaban peleando: «Tendrían treinta y pocos», explica. Más gritos y reproches, hasta que los dos desaparecieron calle abajo. Pensando que serían «los típicos borrachos que se ven a esas horas», David continuó empujando el carro de limpieza y retirando los residuos de la calle. En un momento dado, detrás de una furgoneta, vio cómo el joven de antes agarraba por los pelos a su acompañante y empezaba a zarandearla hasta tirarla al suelo. Después, cuando la mujer estaba contra una columna y hecha un ovillo, comenzó a propinarle puñetazos y patadas por todo el cuerpo.

¿Cuál sería la primera reacción de un testigo de semejante escena? «Tendría que ser llamar a la Guardia Civil de inmediato. Pero la mía no fue esa... La mía fue acercarme allí e impedir que el chico siguiese pegando a la mujer». David Castro explica que todavía le «hierve la sangre» cuando recuerda lo que vio: «Por un lado me siento satisfecho por haber evitado algo peor. De hecho, yo creo que, si no llego a intervenir, la pobre mujer estaría ahora en el hospital. Pero al mismo tiempo siento una impotencia y una frustración terrible de que ocurran estas cosas», comenta. Recuerda que intentó razonar con el supuesto agresor: «Esto no va a pasar. Delante de mí, esto no va a pasar», le repetía una y otra vez. Y ante las justificaciones que intentaba esgrimir el agresor, David le contestaba: «Cuando levantas la mano dejas de tener razón». Tuvo que interponerse entre la pareja otras cuantas veces para evitar más agresiones, hasta que en un despiste la víctima logró huir. David explica que convenció al joven, que conocía de vista, para que él mismo llamase al 112 y contase lo ocurrido. «Si no llamas tú, llamo yo», le decía al joven. «Así que llamó, y les dio incluso la dirección en la que vive», recuerda David. La Guardia Civil llegó «en cuatro minutos» y al día siguiente David fue citado a declarar ante el juez, pero el expediente se trasladó a un juzgado de lo penal de A Coruña. Ahora este héroe está a la espera de poder testificar.

«Los he vuelto a ver, agarrados, como si no hubiera pasado nada»

David Castro tiene 43 años y desde adolescente trabajó como responsable de seguridad de diversos locales y discotecas de toda Galicia. De hecho, hasta hace dos meses se encargaba de estas tareas en la sala Pelícano de A Coruña. Explica que son muchos años trabajando de noche y siendo testigo de todo tipo de comportamientos agresivos. «Vi muchas peleas, muchas. Pero ninguna como esta. Esta no era una tontería. Una cosa es escuchar historias de violencia machista, pero otra cosa es ser testigo y vivirlo», explica. Insiste en que debido a su experiencia y su complexión física se vio capacitado para intervenir en la agresión que presenció, pero recomienda en estos casos llamar inmediatamente al 016, al 112 o directamente a la Guardia Civil. «Antes de intervenir analicé la situación: si el chico tenía algún arma, si estaba borracho... Pero lo mejor es alertar a los miembros de seguridad, que, en este caso, llegaron al momento», recuerda. También agradece el apoyo del alcalde de Culleredo, José Ramón Rioboo, y de la empresa en la que trabaja (Xalo, Obras e Servicios), por el apoyo y el reconocimiento a su intervención. En todo caso, David dice que le queda un sabor agridulce por lo ocurrido: «Es que los he vuelto a ver, agarrados, como si no hubiera pasado nada. ¿Y si vuelve a pasar y nadie interviene?», se pregunta.