El libro «El español que enamoró al mundo» ahonda en la vida de nuestro artista más internacional. Una de las anécdotas que repasa es el papel que tuvo este truhán y señor en el comienzo de la relación de los autores de «La puerta de Alcalá»
15 abr 2025 . Actualizado a las 14:03 h.Su primogénita había llegado al mundo solo once días antes. Pero Julio Iglesias nunca se caracterizó por preferir los pañales al micrófono. Mientras su entonces esposa, Isabel Preysler, se hacía cargo de la crianza de Chábeli, el artista presentaba al público una canción que, como recuerda Ignacio Peyró en su libro El español que enamoró al mundo, «solo iba a comprar su padre», natural de Ourense. Fue en A Coruña donde el tema vio la luz. Aquel 12 de agosto de 1971, el Palacio de los Deportes acogía tres horas de concierto que corrían a cargo de Víctor Manuel, el artista principal, y el propio Julio, que le pidió al autor de La puerta de Alcalá si podía cerrar el concierto. Lo convenció asegurando que tenía un bombazo entre manos. Su intuición no falló y este fue el comienzo de una, o varias, leyendas
Julio acababa de traducir al gallego horas antes la letra de Un canto a Galicia —de ahí quizás la patada a la RAG al cambiar nai por nae y lonxe por leixos—. Su melodía había nacido mientras viajaba de Navarra a Madrid para contentar a esa diáspora gallega que se asentaba en países donde el madrileño había hecho sus pinitos y había echado sus canitas. Pero su éxito traspasó fronteras inimaginables, alcanzando el número uno en las listas de lo más escuchado de Holanda, Angola o Turquía.
La primera vez que sonó este himno arrasó, pero adelantarse a extrapolar su triunfo a otros lares podría haber resultado demagógico. Tuvo la suerte Julio Iglesias de que Víctor Manuel estaba a otros asuntos muy concretos, deseando acabar cuanto antes el recital para encontrarse con una chica a la que había conocido horas antes. El panorama cultural había juntado en la misma ciudad al cantante de izquierdas de moda con una jovencita que acumulaba ovaciones en el teatro. Ana Belén estaba en A Coruña representando la obra Sabor a miel y una amiga le había presentado a Víctor Manuel, a quien le había prometido verse por la noche. Como recordaba hace poco su actual pareja en La Voz, «quedamos en ir al Playa Club. Fuimos todos los músicos y actores, nos llevó el empresario Nonito Pereira», entonces gerente del local.
La relación de esta emblemática pareja cuajó y nunca más se separaron. Y mientras tenían sus primeras citas, a Julio Iglesias se le atribuía una nueva conquista. Se llamaba Galicia, y a su discográfica no paraban de llegar, como recuerda Peyró también en su libro, peticiones de fotos de esa mujer a la que el cantante le dedicaba una canción que ya es inmortal.
Víctor Manuel y Julio Iglesias remataron una gira que sería la primera y única que los juntaría en un escenario. Sin embargo, el matrimonio siempre ha defendido al artista, que a sus 81 años apenas hace apariciones públicas. En el 2018 aprovecharon una entrevista en Colombia para recordar que Julio Iglesias había acudido a la policía para dar la cara por ellos tras haber sido acusados de «haber pisado la bandera española» durante una gira por México. El cantante de Bamboleo, que también estaba dando conciertos en el país del tequila testificó que «esa escena nunca había existido». «Es un artista estupendo», añadió.
E inmortal. Julio Iglesias salta cada cierto tiempo a la palestra mediática por rumores —¿cuál es su verdadero estado de salud? ¿está preparando una serie para Netflix?— y también por hechos probados. Como que hasta la generación Z se ha plegado a sus encantos gracias a la canción Spanish girl, que el pasado verano se hizo viral en TikTok.