Varios restaurantes neoyorquinos han reducido sus raciones para ajustarse al apetito de quienes toman este fármaco. Sin llegar a tal extremo, y por diferentes motivos, muchos locales herculinos ofrecen alternativas más pequeñas por el cambio de hábitos de los comensales
28 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Dice The New York Times que Ozempic está encogiendo el apetito. En un artículo publicado hace hace unas semanas, el que es uno de los principales periódicos del mundo advertía de un cambio de tendencia vinculado a un fármaco que nació para tratar la diabetes, pero que cada vez consume más gente con el objetivo de adelgazar. La pérdida de apetito provocada por este medicamento ha obligado incluso a modificar las cartas de algunos restaurantes neoyorquinos, que para evitar el desperdicio alimentario comienzan a ofrecer raciones más pequeñas.
La revolución que causa Ozempic en Estados Unidos aún es contenida en España. Y aunque poco tiene que ver el consumo de este antidiabético con la nueva forma de entender las comidas fuera de casa, lo cierto es que en cada vez más restaurantes de A Coruña perciben un nuevo patrón que apuesta en firme por lo saludable, y en formatos casi siempre más reducidos.
Lo tiene claro Jorge Otero, propitario de Casa Ponte y La Chula, sendos locales situados en el entorno de la muy transitada calle Emilia Pardo Bazán. Cuenta este hostelero que cuando abrió La Chula, hace poco más de dos años, introdujo en su carta la opción de medias raciones porque «percibí que la gente come ahora menos que antes. Si otrora lo normal era que un cliente se pidiera una ración para él, ahora se suelen pedir tres para dos personas». Explica que esto tiene que ver con que la gente quiere probar cosas nuevas evitando un gasto excesivo, primando la calidad y sin dejar de cuidarse.
En cuestiones gastronómicas, Galicia siempre ha estado en el foco por ser tierra de buen comer, que tradicionalmente ha sido sinónimo de mucho. ¿Hasta ahora? Aunque seguirán existiendo locales que apuesten por el más es más, el panorama está cambiando y se asocia menos un buen restaurante al volumen qe comida que hay sobre la mesa. Este es el motivo, en parte, por el que en Samaná incorporaron la opción de «petiscos» a su carta. Ocurrió hace dos años, y como explica Ainhoa Sarria, encargada del local, fue todo un éxito. «Desde que incorporamos este formato, que son bocaditos, notamos una preferencia clara de los clientes hacia esta alternativa. Y ahora ya es exagerado; tanto, que hemos unificado la carta». De este modo, cuenta que en este establecimiento ubicado en la calle Rosalía de Castro, lo habitual es que los visitantes pidan «tres o cuatro bocaditos y un principal para compartir». «Hoy en día es raro que alguien se pida un plato para él solo. Además, aunque no aparece en carta, solemos ofrecer también medias raciones, por ejemplo de risotto».
María lleva años al frente de Os Tigres, una de las tabernas más concurridas de la ciudad y famosa por sus mejillones picantes. En su caso, siempre ha triunfado con raciones para compartir, aunque detecta que empieza a ser tendencia en cada vez más bares y restaurantes. «Ahora interesa sobre todo salir al disfrute, más que a llenarnos. Además estoy a favor de que el camarero recomiende en tema de cantidades, para evitar que se tire comida y para que el cliente sepa más o menos lo que va a recibir. En Os Tigres lo habitual es que una pareja pida un par de raciones para el centro, más de tres me parecería una locura».
Chisco Jiménez, responsable del Culuca, clásico entre los clásicos por sus callos y la ensaladilla, va un paso más allá. Indica que lleva quince años poniendo más o menos las mismas cantidades en sus raciones. Ahora bien, percibe que para sus clientes cuidarse es lo primero, y esto pasa por evolucionar respecto a lo que se ofrece en carta. «La gente cada vez se inclina más por elaboraciones al vapor o a la plancha, y huyen de determinadas salsas. De hecho, puede ser por el perfil de clientes que tengo a diario, pero mi menú del día es muy saludable».