«Cincuenta sombras de Grey?»: ¿Qué les da míster Grey?

Ana Abelenda Vázquez
Ana Abelenda LA VOZ

CULTURA

Un grupo de mujeres comparten impresiones sobre la trilogía erótica de E. L. James. La saga ha conseguido al fin poner cara a su pareja de cine

01 dic 2013 . Actualizado a las 19:13 h.

A tractivo, educado, apasionado, con mucho glamur y no menos dinero. ¿Se puede pedir más al protagonista de una fantasía erótico-sentimental de consumo rápido? Que tenga 50 sombras, o más. A liberarlas ayudan los millones de lectores que han hurgado en los recovecos de una personalidad, dicen, seductora e inquietante. Con su porte, su modus operandi en las distancias cortas y el relato exhaustivo de sus relaciones, Christian Grey se prepara ahora para un rodaje que comenzará el próximo día 2. ¿Qué gusta más a la afición del «amo» creado por E. L. James como un fanfic de Crepúsculo: su aspecto, su determinación, su cuarto oscuro del dolor, o tirar del hilo que permite desandar el tortuoso camino de los traumas del niño que fue? «Grey es un hombre atractivo, con recursos; eso siempre seduce -opina Sandra, una de sus lectoras-. Pero el relato de las escenas de sexo tampoco me pareció para tanto. Eso sí, Grey tiene algo. Y lo que no se ve de él es lo que más engancha, llegar a saber qué le pasó para ser cómo es».

Esa es también una de las claves del éxito del personaje, según Mariluz, otra de las lectoras de esta trilogía erótica que prepara el salto al cine para el 2015. «Todas querríamos un Grey en nuestra vida, ¿o no? ¿No es un prototipo de hombre ideal? -plantea-. Acomodado, bien parecido, educadísimo y hecho a sí mismo. Y luego están los traumas infantiles que arrastra...». El hombre, empieza, según apunta esta lectora, en un niño agraviado, en el hiriente recuerdo de una madre que solo los ojos de un pequeño pueden rescatar. A Grey hay que ir a buscarlo a su infancia. «Ahí empieza él, en el descubrimiento de una madre drogadicta que se prostituye y vive con un chulo que rechaza al niño y le obliga a vivir bajo una mesa. Esa es una sombra definitoria para mí», expone Mariluz.

Campaña de márketing

Las exitosas sombras de E. L. James hicieron su agosto en el 2011. «Fue su verano -dice Conchi, otra lectora-. Entonces todo el mundo hablaba de las Cincuenta sombras y, si no lo habías leído, parecía que no estabas en el mundo. Creo que en este caso ha funcionado, sobre todo, el boca a boca y una gran campaña de márketing. Incluso ha salido a la venta una colección de productos 50 Sombras de Grey». «Pero la historia también funciona por otras cosas -opina Mariluz-. Por el argumento, por el diseño de los personajes, por cómo se va desarrollando la relación entre ellos». «En cualquier caso, no la calificaría como una historia de amor», comenta Conchi.

¿Es suficiente para ellas con el sexo? ¿No piden algo más, al menos a Grey? «Yo siempre quise saber cómo acabaría la historia, si ellos terminarían juntos», comenta María José, también lectora de la trilogía. «Al final, ¿qué nos encontramos? Una novelita rosa», zanja Sandra. Grey reinventó un viejo género apostando por una sexualidad explícita pero «limpia», según María, otra de sus seguidoras, quien empezó a leer erotismo por E.L. James y continuó con No te escondo nada, de Sylvia Day, planteada de un modo «más realista». ¿Qué hay del planteamiento de los roles masculino y femenino en la trilogía de las sombras? Él, amo. Ella, sumisa. «Son reglas preestablecidas en la historia», dice Conchi. No hay que olvidar que Grey fue primero sumiso con otra mujer y que Anastasia, concuerdan Sandra y Mariluz, se somete porque espera llegar a ejercer algún tipo de dominio sobre Grey. ¿La redención del hombre, la exclusiva en el amor?

Si E. L. James escribe y Grey conduce, el cuerpo habla, dicen. Ayuda a vencer tabúes, miedos que impiden desarrollar esa parte de la libertad de uno que no suele ver la luz.