Las dos caras de Los Planetas

Santi Díaz LA VOZ / REDACCIÓN

CULTURA

La banda granadina ofreció ayer su concierto en A Quintana donde mostró su vertiente más flamenca por un lado y la pop por otro

27 jul 2014 . Actualizado a las 05:05 h.

De la última canción de su disco más reciente (Los poetas, de Una ópera egipcia) a la que abría su primer disco (De viaje, del Super 8). Del presente al pasado se plantearon su concierto Los Planetas ayer en la plaza de la quintana de Santiago. Ni rastro de celebración de los 20 años del Super 8 que se cumplen este año (que su ya ex sello Sony acaba de reeditar en vinilo a precio de oro), ya que tan solo De viaje estuvo incluida en el set.

Ninguna otra concesión como la que sí les llevó el año pasado a tocar en directo el Una semana en el motor de un autobús al completo en un conocido festival barcelonés.

Antes que ellos Disco Las Palmeras abrieron el escenario con el noise contenido en Nihil Obstat y su más reciente Ultra, publicado por Matapadre el año pasado. Entre continuos cambios de guitarras y distorsión fueron acompañando la entrada de la noche y del público para Los Planetas.

Con proyecciones de temática cósmica y andalusíes, la vertiente más flamenca de Los Planetas abrió el concierto, diez minutos de rock denso entre el que se abría paso la letra de Los Poetas, inspirada en el capítulo 26 del Corán.

El concierto tuvo dos partes: la evolución hacia el flamenco más densa y menos autocomplaciente y la segunda subiendo de revoluciones emocionales el motor hacia el pop. Las primera parte del concierto se nutrió tanto de Una ópera egipcia como de La leyenda del espacio. Así fueron Romance de Juan de Osuna, Virgen de la soledad, Ya no me asomo a la reja o Señora de las alturas. Esta es la música que ahora hacen Los Planetas y con la que ahora se les ve más cómodos, sin embargo, grupo de contradicciones, tampoco pueden entregar todo el repertorio a estos discos. Sus conciertos se enmarcan en los últimos años en grandes festivales o conciertos de verano, lejos de las salas, donde una parte del público quiere esto, pero la mayoría ansía sus temas más pop.

Toxicosmos fue la primera de las antiguas que se engarzó en este repertorio, con una densidad que empasta bien en la de esta primera parte. También Corrientes circulares y Nunca me entero de nada, empezando el viaje atrás en el tiempo se fueron colando en el particular periplo hacia sus orígenes en la noche, con Jota dirigiendo algunas frases casi siempre ininteligibles al público. Soltando su guitarra (e incluso remedando a Liam Gallagher, manos a la espalda) Florent asumió la tarea de animar al público entre gestos y guiños al público.

Devuélveme la pasta que me debes empezó al cambiar el ritmo del concierto y ese ritmo se vio reforzado con mensaje en una de sus canciones de más marcado y profético mensaje, Canción del fin del mundo («Van a pagarte lo mismo por el doble de trabajo si no haces nada para remediarlo» cantaba Jota en 2004). Reunión en la cumbre y Pesadilla en el parque de atracciones llevaron al primer parón, dejando todo preparado para lo que se preveía el bis de los hits.

Cuando Erik se sentó a la batería y empezó el ritmo seco de Segundo premio (denle a play más arriba si gustan) el concierto se rompió definitivamente, aunque solo cedieran dos (Toxicosmos y la presente) de su mejor disco, el Una semana en el motor de un autobús. Tras este primer bis, que también incluyó Un buen día y Alegrías de un incendio, el segundo.

Con la banda mejorando de humor según iba avanzando el concierto, este segundo pudo ser ya de gracia y terminó con David y Claudia y la ya mentada De viaje, avara concesión al aniversario de su debut.