El hombre que tiñó el terror de rojo

FErnando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

MARCOS MÍGUEZ

Luciano Tovoli participa en el FKM de A Coruña, que proyecta «Suspiria», cinta en la que trabajó con Argento

17 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha trabajado con Antonioni, Barbet Schroeder, Francis Veber, Ettore Scola o Dario Argento, con quien hizo el clásico del terror italiano Suspiria, que acaba de ser remasterizada y que se ha exhibido en el Festival de Cinema Fantástico da Coruña (FKM). Luciano Tovoli (1936) aprovechó la ocasión para impartir una clase magistral sobre dirección de fotografía con su hablar atropellado y lleno de pasión, en el que mezcla el italiano, el inglés y el español, conformando un nuevo idioma irresistiblemente comprensible.

Asegura tenerlo claro este artista visual cuando se le pregunta por su mejor trabajo. «Creo que me quedaría con Suspiria, porque aunque sea muy vieja, que tiene ya unos cuarenta años, sigue dando mucho que hablar en el mundo entero, se sigue debatiendo sobre el uso del color en esa cinta, y el responsable de eso soy yo, así que no puedo evitar sentirme orgulloso», cuenta este director de fotografía que lleva décadas batallando para que su oficio reciba el reconocimiento que se merece: «El cine es el arte de la imagen, no entiendo entonces por qué no se le considera al director de fotografía como autor de una película y sí al guionista». Y no le falta razón. Al menos en lo que a Suspiria respecta, la fotografía es infinitamente más relevante que la historia: «Pues no se lo digas a Dario Argento, que no le va a gustar nada», advierte entre risas.

Tovoli se deja preguntar por esas leyendas que rodean a los colores imposibles de Suspiria, que aseguran que utilizó una cinta caducada o en mal estado para conseguir determinados efectos: «De buena parte de esas leyendas debe ser responsable Dario, me temo. La película era la que había en el momento, Kodak, que todavía no había Fuji. El secreto está en la iluminación, utilicé los grandes focos que se usaban en las películas del Oeste, potentísimos. El resto no son más que leyendas», asegura.

Pero no solo se muestra orgulloso de sus trabajos más coloristas. Tovoli está detrás de una de las películas francesas más vistas de todos los tiempos, La cena de los idiotas: «En Francia la fueron a ver once millones de espectadores. Pero cuidado, que hablo de los que salieron de casa, cogieron el metro, pagaron su entrada... No de los que la vieron por la tele. Por eso a mí las audiencias de las grandes finales del fútbol no me impresionan», razona el cineasta, que asegura que una comedia como esta supone un reto tan importante como el de una cinta de cine fantástico: «No se debe menospreciar a la comedia. Me emperré en filmar La cena de los idiotas en Cinemascope anamórfico y los productores decían que no era necesario, que eso era para los wésterns. Los convencí filmando un plano de la Torre Eiffel en ambos formatos y dejé que escogieran ellos. No dudaron ni un segundo».

Enamorado de soportes más clásicos, Tovoli ha rodado incluso en 3D, aunque se muestra crítico: «Lo veo muy útil para hacer documentales sobre arquitectura, no tanto a nivel narrativo».