«Los extraños 2», los adolescentes hacen estupideces

eduardo galán blanco

CULTURA

El horror de la secuela es seco y muy inquietante, con una atrmósfera perturbadora insania

11 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las máscaras le han dado mucho juego al cine de terror, especialmente cuando no se desvelaba lo que se ocultaba detrás o, al menos, permitía jugar a la imaginación durante buena parte del filme. Desde aquel Señor Sardónico de William Castle -que era una revisión de El hombre que ríe de Victor Hugo- o el Fantomas de Louis de Funés hasta The collector y The purge, pasando por las caretas de Cara de cuero en La matanza de Texas, la de Jason en Viernes 13, la de Michael Myers en Halloween o la del Ghostface de Scream, los embozos han invadido de terror siniestro las películas de las últimas décadas.

Hace un decenio se estrenó «Los extraños», que le daba una ruda vuelta de tuerca al tema, con tres asesinos que querían arruinar el idilio de Liv Tyler y Scott Speedman, de vacaciones en una casa aislada. Cabeza de saco, Baby Doll y Pin-up girl, ataviados con los atributos que los bautizaban, tocaban a la puerta y la masacre comenzaba. Como aquella película fue un éxito comercial (costó diez millones y recaudó más de ochenta), la maquinaria de Hollywood se puso en marcha de nuevo, con nuevos actores y los mismos asesinos proteicos asaltando ahora a una familia ligeramente disfuncional -papá, mamá y dos hijos adolescentes- que está de viaje y hace noche en un campamento de verano aislado, de camino al internado en donde van a dejar a la jovencita problemática. Ya se sabe que, desde casi siempre, los jóvenes son las piezas a cazar en el cine de terror americano, pues a los chavales que aún van al cine les sirve de catarsis. Ser jóvenes es semilla de culpabilidad en esa cultura desquiciada. Los adolescentes hacen estupideces, reconoce la chica protagonista.

Y, además, el terror yanqui está montado sobre el miedo a los otros, a los que llegan de no se sabe donde. El horror de la segunda parte de Los extraños es seco y muy inquietante. No es que haya mucho que rascar en la historia, pero está muy bien -implacablemente bien- contada. Entre niebla, noche y polvo, la película transmite una perturbadora insania, seguramente execrable. Pero esas máscaras sin rostro, el silencio o los monosílabos distorsionados e inhumanos de los asesinos no serán cosas fáciles de olvidar.

«THE STRANGERS 2: PREY AT NIGHT»

Estados Unidos, 2018.

Director: Johannes Roberts.

Intérpretes: Bailee Madison, Lewis Pullman, Christina Hendricks, Martin Henderson y Damian Maffei.

Terror.

84 minutos.