No son el Noroeste ni O Son do Camiño, pero el Vive Nigrán y el SilFest ofrecen artistas escogidos, comodidad, ambiente familiar y un entorno natural
03 may 2019 . Actualizado a las 10:01 h.Aquí el público no se cuenta con más de cuatro cifras, Rosalía o Patti Smith no figuran en el cartel y para ver las actuaciones en primera fila no hace falta acudir con una hora de antelación. Se trata del SilFest y el Vive Nigrán, dos eventos pequeños pero para nada menores dentro del panorama gallego. Ayer ambos anunciaron artistas y confirmaron su particular filosofía de festivales modestos con mucho encanto.
«Nosotros nos vemos como una alternativa a los grandes festivales, disfrutando de música en un entorno natural», explica Jorge Álvarez, director del SilFest, que se desarrolla en la playa fluvial de O Malecón en O Barco de Valdeorras, entre el 4 y el 6 de julio. La banda murciana Second lidera el cartel en el que también se encuentran Shinova, Amatria, Smile, Chelsea Boots, The Dawlins, La Plata, The Morgans, Kings of the Beach e Igloo. Disfrutarán de ellos personas de todas las edades: «¿Por qué hacer un festival solo para jóvenes? Aquí hay gente de 60 años que viene a las catas de vino y a escuchar música y niños de cinco que acuden al Mini SilfFest con sus padres», explica Álvarez.
Esa misma filosofía intergeneracional y familiar preside el Vive Nigrán, que tendrá lugar en el campo de fútbol de Lourido los días 19 y 20 de julio. «Tenemos vocación de ser un encuentro divertido y un festival de lo más cómodo para familias, niños, adultos y jóvenes amantes del turismo activo musical, donde es fácil descubrir nuevos grupos», sostiene Juan Rivas, su director.
El anuncio de la presencia en Nigrán de artistas como Ángel Stanich, Meneo, Monterrosa, Hickeys y Adriana Proenza, se suma a las ya conocidas de Novedades Carminha, Las Chillers, Hidrogenesse, Los Vinagres y Delafé. Aún así, Rivas insiste: «La verdadera cabeza de cartel es Nigrán y su emplazamiento».
En O Barco la experiencia se completa con deportes y gastronomía. «Uno puede tomarse un pulpo o montar en kayak mientras disfruta de un concierto», ejemplifica su director. En Nigrán, «estás a unos metros de playa América», sugiere Rivas. Encantos que, una vez saboreados, pasan de boca a boca como pequeños secretos para melómanos que rehúyen las aglomeraciones.
