María Oruña: «Soy muy cartesiana»

CULTURA

Ricardo Pérez

La autora superventas se define como ua persona muy tranquila que evita los conflictos: «Pero cuando los afronto, me doy miedo»

23 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

María Oruña (Vigo, 1976) tiene el don de la elocuencia. Habla (y escribe) mucho y bien. Desertora de los juzgados, donde defendía a los poderosos, teje cada día tramas que subyugan a miles de lectores en todo el mundo. No lo dice pero, la verdad, parece una mujer bastante feliz.

-¿Aún sigue de promoción con «El bosque de los cuatro vientos»?

-El grueso ya se ha hecho, aunque la situación del covid ha modificado algunas cosas. Es complicado. Yo soy muy cartesiana y para la gente como yo, la incertidumbre es lo más complicado.

-Ser cartesiano parece una buena cualidad para escribir novelas de misterio. Al menos cerrará bien los enigmas que plantea.

-Sí, yo soy muy seria en mi trabajo y nada seria en todo lo demás. Si planteas un imposible al lector no puedes hacerle la jugada de que el malo haya salido tres líneas en la página 57, por ejemplo. Eso es engañar al lector. La solución debe ser plausible y lógica.

-Usted ya no ejerce como abogada.

-Estuve compaginando dos o tres años pero llegó un momento en que era inviable porque el tema literario, afortunadamente, creció mucho. Viajes, promociones, charlas y escribir, claro. Yo no necesito nada especial ni rollos raros, pero necesito calma. No puedo escribir en un aeropuerto.

-Supongo que no echa de menos la vida de abogada.

-No. Aunque tenía cierta estabilidad y no me iba mal, llegó un momento en que me di cuenta de que no hacía nada por nadie. Yo trabajaba para bancos, grandes empresas... No era algo que me satisficiese. Ahora me siento más útil porque me escriben muchas personas y me dicen cosas agradables. Quizás no pase a los libros de historia, pero sí que he inspirado o acompañado a alguien. Eso sí me vale.

-¿Ahora está escribiendo?

-Tengo una nueva novela escrita y estoy con la siguiente.

-¡Vaya!

-Sí, sí. Escribir es un trabajo muy serio. La promoción son fuegos artificiales. Lo que importa es el libro, que perdure. Si el libro no vale, da igual lo que hagas; en cuatro o cinco meses, adiós. Yo, de lo que estoy contenta, es de que mis libros se sigan reeditando.

-Así que usted trabaja de una forma más metódica que a golpe de epifanías.

-Es una mezcla de las dos cosas. Hay un momento de epifanía y luego me pongo a investigar: archivos, viajes, entrevistas y después sí, me siento frente al ordenador. Pero no tengo problemas de hoja en blanco porque ya he estado un año y medio investigando. Y el tiempo que lleva la historia cocinándose dentro.

-Ha ambientado varias de sus novelas en Cantabria, ¿Qué relación tiene con esa comunidad?

-Soy de Vigo, nací en Vigo y siempre he vivido aquí, pero mi padre y toda mi familia paterna son cántabros. Yo iba desde pequeña a Cantabria y por eso conozco tantas historias de allí. Mi madre es de Chantada. Y yo sacaba las vacas, ¿eh?

-¿Mejor talento o perseverancia?

-Es una mezcla de las dos cosas. Yo conozco autores que han ido a talleres de escritura y que incluso los imparten y ves su trabajo y está ejecutado perfectamente. Pero falta algo. Por eso creo que hace falta esa chispa inexplicable para que esa historia esté viva. ¿Yo tengo talento? Creo que sí. ¿Lo dirijo bien? Ahí es donde está la cosa.

-¿Cómo era de pequeña?

-Bastante buenecita. Era la pequeña de tres hermanos así que, fundamentalmente, se hacía lo que ellos decían. Era bastante obediente y rehuía los conflictos. Eso aún me pasa ahora. Soy muy tranquila pero cuando tengo que asumir el conflicto... me doy miedo. Tengo mucho, mucho carácter.

-¿La echaron alguna vez de clase?

-Sí. Unas cuantas.

-Defínase en cuatro palabras.

-Perseverante, responsable... madre, que es algo que me lleva muchas horas y muchos pensamientos. Y creo que soy cariñosa. También soy nómada, muy curiosa. Tengo ansia de conocimiento.

-Celta o Dépor.

-Yo no soy de fútbol, soy de tenis. Pero Celta.

-Aparte de con el tenis, ¿con qué se entretiene?

-Me gusta salir con mi perro Gordon, organizar excursiones con mi familia. Soy muy de mochila.

-¿Y la cocina qué tal?

-Cocino todos los días. No lo hago mal, pero lo hago por obligación. La verdad es que no soy una gran cocinera, para qué vamos a mentir.

-¿Tiene un lugar favorito?

-No soy mucho de lugares, yo soy más de personas. Suances me encanta porque allí tenía familia, conocía a gente. Pero según ha ido desapareciendo eso... voy pero no es lo mismo. Vigo es mi rincón. Pero la magia no está en el paisaje, está en quien te acompaña.

-Dígame una canción.

-What can I do, de The Corrs.

-¿Qué es lo más importante en la vida?

-El amor. ¿Qué voy a decir?