El director y guionista mexicano Michel Franco exhibe cualidades que lo confirman entre lo más granado del cine de su país. Los críticos de la Voz analizan además los filmes «El comensal» y «Maigret»
27 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.No es pasarse casi toda la película con cara de bacalao, o si se prefiere como si cargara sobre su cuerpo el peso de toda la melancolía del mundo. El rostro deberá traspasar la pantalla con sus emociones, acompañado del lenguaje corporal. El menudo Tim Roth lo borda, y, además, el director y guionista mexicano Michel Franco exhibe cualidades que lo confirman entre lo más granado del cine de su país, sin verse necesitado de dar el salto a Hollywood como hicieron sus mayores —y aquí entran Iñárritu, Del Toro y Cuarón, los más conocidos—.
Franco (1979), iniciado en el largo en el 2009, consigue un filme singular, imprevisible, un retrato existencial complejo en torno a un tipo que pareciera estar de más en el mundo y al que todo y (casi) todos le importaran un pimiento. Realmente, eso creemos los espectadores hasta los minutos finales, cuando descubrimos el quid de su actitud. Sin carambolas ni juegos de trileros.
Abre el relato en un resort de Acapulco. Los Bennett son una familia adinerada, herederos de un emporio británico de la industria cárnica. Una pareja y dos adolescentes que se lo pasan en grande hasta que un deceso los obliga a regresar apresurados a Londres. El personaje de Roth olvida el pasaporte y promete viajar en el próximo vuelo. O quizá prefiera no cogerlo y quizá no haya olvidado el documento.
Con su guion, Franco hará que acompañemos al protagonista en su peculiar infierno personal y de paso, como de rebote, por el lado oscuro de la ciudad, resumen de no pocas lacras vinculadas a la arremetida turística. Al tiempo, aquella aparente desidia inicial y aquel desinterés personal que mostraba va cobrando sentido. Propuesta tan lúcida como arriesgada, tan inquietante como descorazonadora, pero que contribuye a hacer del cine algo grande y en las antípodas de la banalidad rampante que asola las pantallas.
«SUNDOWN»
México, Francia, Suecia, 2022.
Director: Michel Franco.
Intérpretes: Tim Roth, Charlotte Gainsbourg, Iazua Larios, Henry Goodman, Albertine Kotting, Samuel Bottomley, Mónica del Carmen, James Tarpey.
Drama. 84 minutos.
«El comensal», el dolor del silencio
por Miguel Anxo Fernández
Hay que saludar el regreso de Ángeles González-Sinde, ausente de los platós desde Una palabra tuya (2008) y desde entonces más centrada en la gestión pública, incluido el Ministerio de Cultura (2009-2011). Más sólida como guionista, ese dilatado alejamiento de las cámaras es un mundo a la velocidad que va la cosa audiovisual. De ahí que, por momentos, en El comensal crujan los engranajes narrativos, sin que eso sea demérito, al contrario, intenta ser fiel al cine mesurado y honesto, sin molestos y contaminantes tics televisivos. Llevar a imágenes la novela de Gabriela Ybarra —que la directora guioniza con tino— se antojaba un reto. El texto maneja dos espacios temporales, los años de plomo en el País Vasco: el secuestro y asesinato por ETA de su abuelo, el empresario Javier de Ybarra en 1977; y, ya en este siglo, la muerte por cáncer de su madre en el 2011.
La escritora enlaza ambos hemisferios emocionales en torno a la figura del padre y su negativa a hablar de lo ocurrido: era el mayor de los hijos cuando los terroristas irrumpieron en su casa. Ese silencio será el motor de la trama, con el recurso al flashback y a ingredientes dramáticos, que el filme envuelve en una atmósfera, a ratos, trascendente.
Arranca la película con la protagonista caminando por un bosque y cierra con su llegada al lugar en donde décadas antes apareció el cadáver, después de haber asistido a una traumática disección de dolor y lágrimas. González-Sinde da a la política un papel secundario en la trama, porque lo importante es que padre e hija hayan llegado a lo que ambos querían y que logren superar la barrera del silencio.
«EL COMENSAL»
España, 2022.
Directora: Ángeles González-Sinde.
Intérpretes: Susana Abaitua, Ginés García Millán, Adriana Ozores, David Luque, Fernando Oyagüez.
Drama.
89 minutos.
«Maigret», tras los pasos de un cadáver exquisito
por Eduardo Galán Blanco
En el cine y la televisión, al muy humano comisario Maigret lo han interpretado tipos inmensos, un amasijo de carne doliente muy terrenal: Michel Simon, Jean Gabin, Bruno Cremer o Charles Laughton. A esta galería — invadida recientemente por la disparatada encarnación de Rowan Atkinson, en una serie que se carga el alma del personaje creado por Georges Simenon— se une ahora Gérard Depardieu, incapaz de hacer nada realmente notable desde Mammuth —algún gracioso asegura que desde Obélix—, hace ya más de diez años. A Depardieu lo rescata de la nada creativa Patrice Leconte, otra promesa francesa de antaño también hoy malograda, que ya había adaptado a Simenon en la amarga pero poética Monsieur Hire.
Algo debe tener Maigret para conquistar a cineastas como Jean Renoir, Julien Duvivier, Maurice Tourneur o Jean Delannoy. Así que regresa ahora, con toda la tristeza, pesadumbre y malsana atmósfera propias de Simenon. El sabueso es uno de los más solitarios investigadores de la ficción, un personaje en lucha permanente por la verdad, siempre huidiza y enterrada entre las sombras. Sorprendentemente, todo eso está incólume en esta película, cargada de pesimismo y de derrota, donde el policía investiga la muerte de una joven soñadora de provincias devorada por París, tema este, el de los soñadores de provincias, muy querido por Simenon. «Todos somos niños asustados ante la oscuridad».
El cadáver exquisito —«ninguna muerte es natural»—, vestido con ropa de gala alquilada, se convierte en una obsesión para el funcionario, un magnífico y contenido Depardieu elefante, armado siempre con su abrigo. «¿Nunca se quita la armadura?», se atreve a preguntarle la joven doble de la muerta, en una suerte del Vértigo hitchcockiano. «Parece desunida», dice el investigador al ver el cadáver. Y su delicadeza, mientras revisa la habitación de la chica muerta, brilla en una secuencia sublime.
«MAIGRET ET LA JEUNE MORTE»
Francia-Bélgica, 2022.
Director: Patrice Leconte.
Intérpretes: Gérard Depardieu, Jade Labeste, Mélanie Bernier, Aurore Clément, Clara Antoons, Pierre Moure, Bertrand Poncet, André Wilms.
Thriller / drama. 89 minutos.