Antón de Santiago, una vida dedicada a engrandecer el canto

Pablo Carballido

CULTURA

 Antón de Santiago Montero (A Coruña, 1944-2022).
Antón de Santiago Montero (A Coruña, 1944-2022). César Quian

05 jul 2022 . Actualizado a las 23:01 h.

No es fácil hacer una reseña sobre la figura de mi maestro y amigo el polifacético artista Antón de Santiago; sin duda, uno de «os bos e xenerosos» de los últimos tiempos.

Criado en el seno de una familia de gran tradición artística, su ciudad natal, A Coruña, fue desde siempre una de sus devociones. Su abuelo Nito fue el impulsor del género del apropósito, que cada carnaval escribía y representaba para la sociedad local los chascarrillos que durante el año habían proliferado. Todo un clásico en la ciudad esperado cada año por sus vecinos. Antón tomó sabiamente el relevo de su abuelo, y durante muchísimos años escribió cada carnaval e hizo reír y reflexionar al público.

Siendo un adolescente, fue cantor en la Coral Polifónica El Eco, donde comenzaron sus pinitos en el mundo del canto, aunque sus padres, ambos habituales solistas de zarzuela en la agrupación lírica Ofelia Nieto, ya le regalaron en sus genes esta pasión, la más grande de su vida. En El Eco comenzó a destacar por sus brillantes cualidades canoras, lo que lo llevó a comenzar sus estudios musicales con la soprano coruñesa María Luisa Nache. Más tarde, apostó, ya a una edad madura, tras varios recitales de gran éxito, por irse becado a Madrid y realizar sus estudios musicales en la Escuela Superior de Canto junto a su amada y admirada maestra Marimí del Pozo Nieto. Ella era la heredera del arte del bel canto que aprendió de sus tías, Ofelia Nieto y Ángeles Ottein, que fueron artistas de fama mundial, hijas del personaje de Nietiño de La casa de la Troya de Alejandro Pérez Lugín.

Tras finalizar sus estudios, trabajó como periodista y locutor de radio en Madrid, lo que lo trajo de vuelta a Galicia al fundarse la Radio Galega. Años más tarde, opositó al cuerpo docente de conservatorios estatales, labor que siguió hasta su jubilación en el 2016, con las prórrogas que le fue posible lograr. Él, incansable en su esfuerzo de engrandecer y ennoblecer nuestro oficio de cantante, formó a muchas generaciones de alumnos, con los cuales, a pesar de su exigencia en lo académico, conseguía amistad, complicidad y respeto admirables. Yo debo agradecerle muchísimo en ambos planos, porque, aun habiendo terminado mis estudios bajo su magisterio, siempre siguió como un padre alentando, aconsejando y acompañando orgulloso cada oportunidad profesional que tuve la fortuna de ejercer, aunque nunca me perdonó del todo que renunciase a la vida artística en los teatros y me decantase por mi vocación y mi pasión, la enseñanza del canto, que de él aprendí. Refundó la Agrupación Lírica Ofelia Nieto, y en ella nos dio cancha a sus alumnos destacados para cantar ante el público y adquirir tablas para poner en práctica todas sus enseñanzas.

No puedo dejar a un lado otras facetas artísticas de Antón: siempre escribiendo, investigando, componiendo, incansable en su afán creador y comunicador. Escribió la más completa biografía de la gran soprano Ofelia Nieto, referencia para los estudiosos. Realizó multitud de composiciones y varios trabajos discográficos, siempre en su afán de divulgar con su creatividad la cultura y el arte de Galicia.

Fue uno de los firmes y ardientes defensores de la declaración de la torre de Hércules como patrimonio de la humanidad. Una vez alcanzado el objetivo, impulsó, gracias al Concello de A Coruña, el concurso para la composición de una cantata homenaje al magnífico monumento en el que participó como jurado. Ganó aquella cita el compositor Tomás Aragüés, que trabajó sobre un texto de Chema Paz Gago. La obra cayó en el olvido después del certamen, pero gracias a su tesón e insistencia fue grabada diez años después en audio y vídeo por la OSG y mi Coro Cantabile en plena pandemia. El propio Antón hizo el rol de narrador. Una obra solemne y poderosa que sería de justicia retomar para interpretarla ante el público como homenaje merecido a Antón, que durmió ayer el sueño de los justos escuchando sus acordes. Ruego a instituciones y autoridades que se premie como merece la trayectoria incansable de Antón de Santiago.

Que la tierra te sea leve, querido maestro, querido amigo.

Pablo Carballido es tenor, profesor de canto y director de coro