Ayanta Barilli: «El germen de la novela fue el temor a que se muriera mi padre, como pasó»

Montse García Iglesias
Montse garcía SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

La nueva novela de Barilli vio la luz quince días después de la muerte de su padre, Fernando Sánchez Dragó.
La nueva novela de Barilli vio la luz quince días después de la muerte de su padre, Fernando Sánchez Dragó. Carlos Ruiz

La escritora dice que «afortunadamente» su progenitor, Fernando Sánchez Dragó, pudo leer el texto del libro «Si no amaneciera»

02 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La relación entre un padre y su hija conforma el núcleo de Si no amaneciera (Planeta), la tercera novela de Ayanta Barilli (Roma, 1969). La ficción se sitúa temporalmente en las últimas 24 horas de vida del progenitor, y sirve para hacer un repaso por un siglo de historia familiar. Ahora, esta historia vio la luz tan solo quince días después de que la autora perdiese a su padre, el también escritor Fernando Sánchez Dragó.

—Se centra en la relación entre padre e hija. ¿Por qué poner el foco en este vínculo?

—He tardado cuatro años en escribir esta novela, y había entrado en ese proceso, por mi edad y por la edad de mi propio padre, en el que empecé a temer que se muriera él, como después realmente ha sucedido. Entonces, ese fue el germen de esta novela; fue una manera de exorcizar ese miedo a la muerte del padre a través de esta historia de un zapatero y de una bailarina, porque esta es una novela completamente de ficción. A lo largo de las últimas 24 horas del padre, se desgranan cien años de historia de la familia.

—Es una ficción, pero ¿hasta qué punto en Manuel y Anita está reflejada la relación con su padre? ¿Hay mucho en ellos de Sánchez Dragó y de Ayanta Barilli?

—Pues ni lo sé, la verdad. Los escritores escribimos ficción, pero todo lo que hemos vivido y sentido emocionalmente tiene que ver con los personajes y con la estructura de una novela. Por lo tanto, evidentemente, habrá mucho de mí y habrá mucho inventado. En el fondo, esta novela, más allá de la trama argumental, lo que plantea es una cuestión que creo que es de vital importancia para despedirnos de nuestros mayores, y, en fin, también para descubrirnos a nosotros mismos, que es la de conocer a la persona que habita detrás del padre. Es decir, no quedarnos solo con la imagen del padre, del papá, sino ir un poquito más allá y hacer lo mismo como hijos, dejarnos conocer.

—¿Por qué poner el foco en la figura del padre?

—Porque se ha escrito más sobre las madres, y, además, mi primera novela (Un mar violeta oscuro) se centraba en la figura de la madre; ahí recorrí todo el linaje materno. Digamos que ahí reconstruí, y esa sí que era una novela autobiográfica, pues era la historia de mi bisabuela, mi abuela y mi madre.

—Afirma que es una novela en la que aborda el temor a perder al padre y sobre la importancia de despedir a los mayores. ¿Llegó a leerla su padre? ¿Abordaron el tema? ¿Le propuso algún cambio?

—Nosotros hablábamos mucho de nuestro trabajo, obviamente. El hecho literario era algo que nos unió profundamente a lo largo del tiempo que compartimos juntos, pero siempre tanto mis libros como los suyos nos los entregábamos una vez que estaban completamente terminados, y luego conversábamos sobre ellos, pero no había correcciones previas ni nada que se le pareciera. En el caso de Si no amaneciera, yo le di las galeradas —que es la copia final ya definitiva que después pasa a imprenta—, y él la leyó y afortunadamente pues pudimos tener esa última conversación sobre un libro que a mí me hacía particularmente ilusión que leyera y tuviera.

—Escribió el libro por temor a que su padre muriera. Al suceder realmente, ¿hace que el libro tome para usted un cariz especial?

—Es un libro al que lo acompaña una extraña sincronía. Lo que pasa es que es una sincronía muy evidente, y entonces eso ha hecho que tanto yo como los periodistas y los lectores nos hayamos preguntado si en este libro hay algo premonitorio. En realidad, más allá de elucubraciones que tienen una base muy endeble, pues yo creo que simplemente estamos siempre en contacto con este tipo de cosas, lo que pasa es que muchas veces no las vemos porque son menos evidentes y no quedan escritas en un libro de cuatrocientas páginas, pero nos rodea el misterio, y vivimos en ese misterio. Otra cosa es que nos planteemos pocas preguntas.

—¿Por qué su interés por temas familiares?

—Me interesa el tema familiar porque las familias guardan un montón de historias, de secretos, de mentiras. En realidad, escribir sobre la familia es casi escribir una novela negra, porque hay siempre muchísimas preguntas sin respuesta. Y también porque me interesan mucho las emociones, plasmarlas en el papel, atraparlas, que son muy difíciles porque no se dejan.