Juega menos minutos que con el Joventut, mantiene intactas sus cualidades como defensor, pasador y director de juego, pero anota más triples y con mejores porcentajes
22 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.La capacidad de mejora de Ricky Rubio parece no tener límite. Desde que un 15 de octubre del 2005, seis días antes de cumplir los 15 años, se convirtiera en el debutante más joven de la ACB, el ahora base del Barcelona no ha dejado de derribar barreras, y tópicos sobre sus virtudes y defectos. La última, el sábado en el Buesa Arena, cuando decidió el partido gracias a su puntería desde más allá de la línea de 6,25. Cinco de cinco, un pleno que amplió la increíble racha de un Barcelona que solo ha perdido tres partidos en toda la temporada (dos en la Liga y uno en la Euroliga) y que tras conquistar la Copa del Rey camina hacia un pleno histórico en el baloncesto europeo.
Menos minutos
A sus 19 años, a Ricky Rubio (El Masnou, 21 de octubre de 1990) no le pesa el que el Barça haya pagado por su incorporación 3,7 millones de euros, el fichaje más caro de la historia del baloncesto español. A tenor de los 19,3 minutos de promedio que juega por partido parecería una pieza más en el engranaje de un equipo intratable, pero el base es el condimento indispensable del perfecto engranaje barcelonista, la pieza necesaria para convertir lo bueno en excelente.
Si Ricky Rubio ha decidido esperar antes de aventurarse a dar el salto a la NBA (fue elegido con el número cinco del draft del 2009) ha sido para mejorar en Europa, para pulir el lanzamiento exterior (para algunos, uno de sus puntos débiles) y construirse un físico acorde con lo que demanda el exigente baloncesto norteamericano. Lo segundo es cuestión de tiempo; lo primero, ya ha empezado a dejar de ser un problema. El Ricky Rubio del Barcelona permanece menos minutos en cancha que cuando estaba en el Joventut, proporcionalmente lanza más a canasta y con más acierto. La prueba es que a estas alturas de temporada ya ha igualado su mejor marca de triples desde que debutó en la ACB, los 29 que convirtió en la temporada 2007-2008, para lo que solo ha necesitado 58 intentos, un 47% que mejora el 29 de entonces o el 43 de la pasada.
Eso sí, Ricky sigue en el grupo de cabeza de los mejores pasadores de la Liga (es cuarto, aunque juega muchos menos minutos que los que le preceden), es el segundo recuperador y mantiene una innata capacidad para decidir en los momentos en los que a otros se le apagan las luces. Así enmudeció el sábado a la ruidosa hinchada del Buesa Arena, con un par de triples demoledores que decidieron la primera derrota del Baskonia en su cancha en los últimos 23 meses.
Trabajo especial
La mejora y la seguridad en su tiro exterior es tal que Ricky Rubio lanza más de tres que de dos (62 por 53), aunque su porcentaje de acierto es el mismo (47%). Un reportaje publicado hace un par de meses en Marca desvelaba que una de las claves de la mejoría en el tiro exterior del base catalán residía en el intenso trabajo veraniego al lado del especialista norteamericano Jarinn Akana o en las sesiones individuales al lado de su entrenador actual, Xavi Pascual.
Con ellos ha corregido el defecto de cruzar la mano derecha delante de la cara para lanzar desde la izquierda de su cabeza, además de conseguir una mecánica más rápida. Su heterodoxa forma de lanzar a canasta no le impedía firmar exhibiciones como los 51 puntos en la final de un Europeo cadete o sobrevivir en la ACB, pero sí podía suponerle un problema en su progresión. Si a sus conocidas cualidades le une un tiro demodelor, al prodigio de El Masnou ya no se le resistirá barrera alguna.