Una multitud invade Pedreña para despedir a Seve Ballesteros

Dpa

DEPORTES

El funeral del exgolfista ha congregado en su localidad natal a deportistas de categoría mundial.

11 may 2011 . Actualizado a las 20:19 h.

Apenas cabían 300 personas en la iglesia parroquial de San Pedro, pero una multitud inundó la pequeña localidad de Pedreña (Cantabria), para dar el último adiós a Severiano Ballesteros, la leyenda española del golf mundial.

«Es un día triste para el deporte español», dijo el secretario de Estado Albert Soler. La pequeña población de la Bahía de Santander en la que Seve nació el 9 de abril de 1957 se vio desbordada por las miles de personas que cuatro días después de su muerte, en su casa, quisieron despedirse de él. Banderas a media asta y crespones negros en los balcones salpicaban el pueblo de apenas 1.500 habitantes.

Desde tres pantallas gigantes situadas fuera de la iglesia siguieron el emotivo funeral del que durante 61 semanas fue número uno del mundo en un deporte que en España apenas se practicaba cuando él empezó a destacar en los años 80. «Hace 54 años, Seve nació en este pueblo. De la nada llegó al todo, a base de trabajo y disciplina y nunca olvidando de dónde venía», dijo su sobrino Iván durante el oficio. «Mostró al mundo que un chico de pueblo del norte de España revolucionaba al mundo del golf».

Diez minutos antes de las 13:00 horas, una comitiva de familiares y amigos el golfista había salido con las cenizas de su casa, precedida por un gaitero escocés en recuerdo de la relación tan especial que Ballesteros tenía con Reino Unido, donde lo contemplan como un gran ídolo. Los acompañó el equipo de remo de Pedreña y un grupo de niños y niñas vestidos de azul, el color de las victorias de Seve. En sus manos, un hierro 3, el palo con el que comenzó a jugar en la playa.

«Para nosotros no es un día de despedida, sabemos que siempre estarás a nuestro lado», dijo su hijo Javier. El golfista deseaba un funeral íntimo. Pero no pudo ser. Era mucha la gente que quería y admiraba a Ballesteros. En la iglesia de San Pedro, a rebosar, estuvieron cinco capitanes de la Copa Ryder -Nick Faldo, Bernard Gallacher, Sam Torrance, Colin Montgomery y José María Olazabal-. También el número uno del golf mundial, Lee Westwood. Y en varios momentos, el sacerdote habló en inglés en deferencia a los asistentes llegados de fuera.

El golfista Miguel Ángel Jiménez acudió también al templo, al igual que el presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, el exfutbolista Emilio Butragueño y Miguel Indurain. «Es la despedida al amigo Seve», dijo el ex ciclista. «Ha sido un luchador, una persona que hizo disfrutar a mucha gente».

Cuando arrancó el funeral, los 422 clubes de golf de España guardaron un minuto de silencio en recuerdo del que fue el primer jugador de la Europa continental en incorporarse al equipo de la Copa Ryder. Desde su muerte el sábado, dos años y medio después de haber sido operado de dos tumores cerebrales, no han cesado los homenajes al golfista en todo el mundo.

«Dio todo lo que tenía para ganar a ese dichoso tumor cerebral y al final fue él quien decidió dónde y cuándo», dijo su sobrino al finalizar el funeral, transmitido en directo no sólo por Televisión Española, sino también por la BBC y Sky Channel.