El pívot fue aclamado por la afición del Obradoiro tras su lesión y cuando se retiró a los vestuarios
23 feb 2014 . Actualizado a las 02:38 h.Oriol Junyent, el jugador más veterano de la ACB junto con el canario Fajardo, llevaba camino de entregar otra tarjeta con números propios de un pívot de rango: 23 minutos, 13 puntos, con seis canastas dobles sin fallo y un tiro libre de tres lanzados, ocho rebotes y 19 de valoración. Pero una acción desafortunada, cuando intentaba anotar, lo llevó al suelo con inequívocos gestos de dolor, en los compases finales de la contienda.
Hace dos años jugó casi toda la temporada con el ligamento cruzado de la rodilla izquierda rota y con el menisco dañado. Esta vez ha sido la otra articulación. Y en un primer momento asomó una sombra de preocupación ante la posibilidad de que pueda haber sufrido la temida tríada y habrá que esperar a la pruebas médicas para confirmar el alcance exacto de la lesión, con la confianza de que se disipen los peores presagios. Minutos después de que terminase el encuentro, si bien continuaba la inquietud en el Obradoiro porque hasta que realice el examen médico pertinente no se puede adelantar ni descartar nada, había algo más de optimismo en el ambiente. La primera exploración y las imágenes de televisión, por la manera en la que se produjo la caída, abrían una puerta a la posibilidad de que el percance no fuese tan grave.
El gran y veterano capitán no olvidará la ovación que le tribuaron los seguidores de Sar por partida doble, cuando se retiraba al banquillo ayudado por sus compañeros, y a la conclusión del encuentro. Todavía tuvo arrestos para sumarse a la habitual piña que hace el equipo tras el pitido final. Varios de los jugadores rivales se interesaron por su situación sobre la pista. Y en el vestuario, tal y como indicó Muscala, trató de animar a los compañeros expresando su satisfación por el triunfo conseguido.