A Guarda quiere cantar el alirón

DEPORTES

Oscar Vazquez

El Atlético Guardés, a un paso de conquistar su primer título de Liga de balonmano femenino

27 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Medio siglo después de que el balonmano llegase a los campos de tierra de A Guarda, el Atlético Guardés está a un paso de escribir la página más gloriosa de su historia. El equipo de División de Honor femenina que dirige José Ignacio Prades, puede alzar esta tarde su primer título de campeón de liga. Le llega con hacer lo mismo que el Bera Bera, al que aventaja en un punto. Un objetivo que a principios de temporada era utópico, pero ahora al alcance de la mano. Las claves del aspirante a campeón se escriben con esfuerzo, sufrimiento y trabajo grupal. 

Los fichajes

Al otro lado del océano. Cuando el Guardés se puso manos a la obra el verano pasado, apostó por una reconstrucción importante, pero llegó al mercado con el tiempo muy justo. El club se había fijado en la argentina Luciana Mendoza, del León, y contactaron con su representante. Entonces, sin preverlo, se les abrió un filón. Necesitaban una portera y una extremo, y el agente de Mendoza les habló de Marisol Carratú y Rosario Urban. En cuestión de semanas, el equipo incorporó a tres argentinas, hoy internacionales absolutas. La rumana Elena Onicas y la goleadora África Sempere se sumaron al grupo, y se fue dando forma a un equipo pensado más a medio que a corto plazo. 

La clave

Una plantilla más coral. «Al contrario de lo que muchos pueden pensar», dice Prades, «este equipo no se construyó a golpe de talonario. Se fue mucha gente contrastada y vinieron muchas chicas jovencitas». Quizás, sin pretenderlo, el Guardés perdió individualidades pero ganó en conjunto gracias, en buena medida, a una adaptación a la carrera y al buen ambiente que se generó en el vestuario. 

Sobrevivir

Los inicios fueron duros. Podría decirse que la temporada del Guardés fue diésel. De menos a más, con un momento delicado entre octubre y noviembre. «Empezamos la liga con Estela Carrera y Ana Cerqueira lesionadas hasta diciembre y con Estela Doiro y Anthía Espiñeira que volvían tras sus lesiones, el inicio fue duro en ese sentido, pero el equipo supo sobreponerse», recuerda Prades. Raquel Lorenzo y Marta Pombal, del equipo de Autonómica, arrimaron el hombro y tras las derrotas frente a Rocasa y Bera Bera, todo fue rodado. Desde el último revés en Liga hasta hoy han pasado siete meses. 

El día clave

La derrota ante el Hoors. El Atlético Guardés se ha acostumbrado a competir en Europa estos últimos años, y este curso rebasó su techo histórico al alcanzar los cuartos de final de la Copa EHF. El Hoors sueco, a la postre campeón, apeó a las de José Ignacio Prades del torneo, pero al tiempo les dio un regalo: aprender a gestionar las derrotas, un territorio poco explorado por el equipo. «De esa eliminatoria aprendimos muchísimo. Nos ayudó a madurar, a sufrir y a sacar lo positivo de los reveses», cuenta el entrenador. Esa lección es la que les ha permitido ganar en los últimos tiempos duelos dificilísimos sin los que hoy no estarían peleando por el título.

Un concello de 10.000 habitantes y muhcas bufandas

El pabellón de A Sangriña, el santa Santórum del Guardés, será el escenario que dictará sentencia en la liga (19 horas). Las de Prades esperan a un Granollers que les exigirá, pero el equipo anfitrión cuenta con un as en la manga, su afición.

Con solo darse un paseo por el municipio ya se percibe que algo pasa. Los vecinos han sacado a sus balcones, ventanas y escaparates todo un arsenal de bufandas y banderas. La localidad está teñida de negro y azul para ayudar a situar al pequeño concello de 10.000 habitantes como epicentro del balonmano nacional y para demostrar, una vez más, que cuenta con una de las aficiones más fieles y ruidosas del país.

En Liga, en A Sangriña, el Guardés no se ha dejado ni un solo punto, ya que solo perdió dos partidos y fueron en las pistas de

Guardés y Rocasa. ¿El resto? 23 victorias en un campeonato competido en el que las diferencias parecían desaparecer sobre la pista. La igualdad clasificatoria entre los tres primeros reinó casi toda la competición, hasta que las de Prades rompieron la baraja. «El partido clave creo que fue el del Rocasa en casa. Al ganarles, ellas se quedaban descolgadas y de alguna manera la lucha por el título ya quedaba en un duelo a dos». Luego llegó el triunfo sobre las donostiarras y hace dos jornadas la victoria de las canarias sobre el Bera Bera que lanzó directamente al Guardés al liderato de la Liga en solitario. El espaldarazo definitivo que ha permitido al equipo llega a la última jornada acariciando su primer título.