El calvario de Pablo Cacheda

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

DEPORTES

Óscar Vázquez

El balonmanista se rompió la rodilla hace 8 meses y aún no tiene garantías de si se recuperará al 100 %

24 jul 2017 . Actualizado a las 12:37 h.

De los últimos cinco años, Pablo Cacheda se ha pasado más de dos y medio lesionado. Es la realidad cruda y desnuda de un jugador de balonmano llamado a estar entre la élite de la élite, pero al que el físico ha castigado con severidad. Los problemas se han cebado con el que fue campeón de Europa júnior con la selección y subcampeón del Mundo juvenil, pero no han podido con el lalinense, que ocho meses después de destrozarse la rodilla izquierda, trabaja con un anhelo: poder regresar a la pista, algo de lo que a día de hoy no tiene garantías.

«Non podo dicir que teña a tranquilidade de saber que volverei xogar. Igual dentro de tres meses comezamos a facer cambios de dirección e de ritmo e o xeonllo non responde. Hai tantas cousas que non podemos controlar, que todo está por ver», dice Pablo con una entereza forjada a base de palos. «Esta é a quinta lesión e a máis importante». En Valladolid se rompió el ligamento cruzado anterior de la pierna derecha, luego llegaron los metas de las dos manos, un esguince en el ligamento lateral interno de la pierna derecha y ahora el cruzado anterior de la izquierda «con todos os seus complementos», matiza el central del Ciudad de Logroño.

 Desde el momento en el que se lesionó en un partido contra el Balonmán Cangas, a Cacheda le dijeron cuál era el escenario: una lesión grave cuya recuperación no siempre es la idónea. De hecho, admite sin reservas y con serenidad que la posibilidad de que no pueda volver a competir está ahí. «A día de hoxe teño moi presente que quizais non poida volver xogar. Non quero perder esa perspectiva, teño que saber que está aí para, se o día de mañá sucede, que o golpe non sexa aínda máis duro. Advertíronme que esta foi unha lesión moi grave, depende de moitas cousas que vaia para adiante, e no caso de que vaia, unha recaída sería fatal».

Pablo ha asumido que en su recuperación no hay garantías ni plazos. Lo primero, dice, es recuperarse al cien por cien para la vida cotidiana. «Primeiro quero non ter ningún atranco na miña vida normal, que é algo que hoxe aínda me afecta en pequenas cousas, e despois desexo volver a xogar. Xa non é que se trate da miña profesión, senón que levo mal non poder ir botar un partidillo ou saír a correr», ejemplifica. Los detalles son los que marcan la diferencia y también a los que se agarra para seguir adelante. «Penso que igual dentro dun mes podo saír a correr con algún amigo, e iso axúdame».

Al contrario que las lesiones anteriores, esta sí le ha generado dolor. Cada vez que trabaja con el fisio intentando recuperar todos los grados de flexión de su rodilla el dolor asoma, pero Cacheda sabe que es parte de la recuperación. Entrena entre tres horas y media o cuatro cada jornada, por las mañanas con fisioterapeutas y recuperadores, y por las tardes se centra en el gimnasio. Jamás negocia el esfuerzo. 

El aspecto emocional

Todos estos meses han sido una montaña rusa emocional en la que se sucedían pasos adelante y parones que han exigido a Pablo Cacheda una fortaleza mental a prueba de golpes. Sostiene que no está hecho de una pasta especial, que simplemente «todo isto encaixase porque non che queda máis remedio. Por sorte, teño unha mentalidade de traballo e de tirar para adiante. Hai veces que é máis complicado, nas que te planteas moitas cousas, mesmo se merece a pena, pero cando ves a evolución, volve o gusanillo e o único que ansías é volver á pista». Asegura que el apoyo de «unha familia e uns amigos que non merezo» ha sido fundamental para tomar fuerzas cuando las cosas no marchaban bien. Ellos se encargan de insuflarse ánimo si la mejoría se estanca. El sueño de volver a la pista es su otra fuente de energía. «A forza sácoa da ilusión por volver, a miña vida é o balonmán, o deporte», sentencia.

Desde que fuera descubierto en la cantera del Balonmán Lalín, las expectativas depositadas en el Cacheda siempre han sido enormes. Su capacidad para ver y organizar el juego le convirtieron en un central cotizado y le abrieron las puertas de las selecciones de base. Incluso debutó con la absoluta en un Partido de las estrellas en el 2015. Sin embargo, las lesiones truncaron su progresión y reconoce que alguna vez sí se ha planteado qué le habría deparado el deporte estos años si las lesiones no se cruzasen en su camino. «Tiven tanto tempo libre que puiden pensar en todo, e iso tamén. Pero é algo no que non quero pararme. As cousas son como son e acabarei sendo o xogador que a miña traxectoria me leve a ser».

Pablo solo quiere mirar al frente. Si por él fuese, «onte mesmo estaría xogando», pero sabe que deberá esperar. Quizás a finales de este año pueda estar integrado en su equipo y en el 2018 volver a sentirse jugador en la pista. No se deja llevar por las fechas. Él se limita a poner todo de su parte. Luego, ya se verá. «Cada vez que alguén me pregunta como me atopo, por sorte podo dicir que mellor. Xa choveu máis do que chove».