El legado gigantesco de Pau Gasol

DEPORTES

Kai Fösterling | EFE

Tras anunciar que pone fin a su trayectoria en la selección nacional, el pívot pasa a formar parte de la comisión de atletas del COI, aunque no aclara si se retirará o seguirá jugando un año más

05 ago 2021 . Actualizado a las 09:10 h.

En el año 1999, Rodrigo Rato era el ministro que protagonizaba el milagro económico español, José Luis Moreno lideraba el prime time en la televisión pública del fin de semana con Noche de Fiesta, Jan Ullrich ganaba la Vuelta a España y Pau Gasol brillaba entre una generación de júniors que vencieron en la final del Mundial de Portugal a Estados Unidos. Dos décadas después, el exministro acaba de salir de la cárcel, José Luis Moreno está en trámites para evitarla y el ciclista alemán forma parte de la historia más oscura del ciclismo. No es fácil mantenerse en pie con el paso del tiempo. Pau Gasol lo ha conseguido. En estos veintidós años, el júnior de oro es el mejor jugador del baloncesto español de todos los tiempos.

En Tokio tocó despedida. Se acabó la fiesta con España. La resaca durará varios años, porque jugadores como el son una excepción, como ver un eclipse o al cometa Halley. La selección, igual que Argentina de su particular penitencia, saldrá del trauma como pueda, poco a poco, asumiendo que hay nuevos rivales de moda para Estados Unidos. En el 2021, se suspira por una final en estos Juegos contra la Eslovenia de Luka Doncic.

Junto a su hermano, Pau se quita la camiseta de España. Pero deja la vitrina llena de metal. Cuando en 1999 dio a aquella alegría a una afición traumatizada por Angola y porque aquella la plata de Los Ángeles 84 no hubiese tenido continuidad, ni los más optimistas hubiesen soñado con un legado como el que deja.

Un bronce en el Europeo del 2001 a las órdenes de Javier Imbroda —justo antes de poner rumbo a la NBA— y una plata en Suecia en la España de Moncho López antes del gran despegue.

Rompiendo el techo de cristal

Los éxitos de la selección española en las últimas décadas no se entienden sin el Mundial del 2006 de Japón. En un agónico partido ante Argentina, que llegaba como campeona olímpica, se accedió a la final. Pau Gasol, lesionado, no pudo disputar el duelo ante Grecia —que tumbó a Estados Unidos en semifinales—, pero fue designado MVP del torneo. El techo de cristal se rompió. España fue campeona del mundo por primera vez en la historia. Todo lo que vino después, no se entiende sin aquel equipo en el que ya estaban un jovencísimo Marc Gasol, Rudy Fernández o Sergio Rodríguez, un elenco de secundarios imprescindible.

En el 2007, en la final del campeonato de Europa ante Rusia, el balón hizo la corbata en el aro y el último tiro de Pau se salió. Fue una plata dolorosa, pero llegarían ocasiones para desquitarse. Tres oros europeos y un bronce (2009, 2011, 2015 y 2017), además de dos platas olímpicas (2008 y 2012) y un bronce en Río.

Tras 216 partidos como internacional y 41 años en sus piernas, Gasol lo deja. La selección, porque ayer no quiso aclarar si seguirá un año más jugando como profesional. «Ya veremos si me retiro o no», dijo.

Podrían haber sido más internacionalidades de no ser por la exigencia de su carrera NBA, donde ha sido campeón en dos ocasiones, seis veces All-Star, rookie del año. Su lugar en el Hall of Fame, el salón de leyendas americano, le espera.

A la espera de aclarar su futuro, Pau Gasol fue nombrado ayer miembro de la comisión de atletas del Comité Olímpico Internacional (COI) en una votación en la que participaron 6.825 atletas. Fue el deportista más votado. Porque el patrimonio que deja trasciende fronteras.