Asier Martínez, de llegar a Tokio como un desconocido a ser la gran esperanza de los 110 metros vallas

Iago Martínez / L. B.

DEPORTES

Juan Ignacio Roncoroni

Es campeón absoluto de 110 metros vallas y ganó el oro sub-23 en el Europeo

04 ago 2021 . Actualizado a las 22:39 h.

Asier Martínez nació en Zizur Mayor (Navarra) en el año 2000. En su familia respiró desde siempre un ambiente deportivo. Sus padres fueron también atletas; su madre, vallista, como él. Vive entre Bilbao, donde estudia Ciencias Políticas, y Pamplona, donde François Beoringyan lo entrena.

Lo suyo sobre la pista siempre fue saltar; comenzó compitiendo en altura, pero decidió bajar la barrera un metro y multiplicarla por diez para competir en los 110 vallas.

Llegar a los Juegos no fue un camino de rosas desde el principio para Asier; tuvo que esforzarse y adelantar a otras figuras que se le resistían para destacar en la disciplina. Su primera competición internacional fue el campeonato Europeo de atletismo sub-20 del 2019, aunque Enrique Llopis y Luis Salort, de su misma edad, destacaron por encima del navarro. Al año siguiente comenzó su progresión. Se coronó campeón de España absoluto en el 2020, por delante de Llopis y Salort, y consiguió el oro en el Europeo sub-23. En el 2021, batió el récord de España sub-23 de los 60 metros vallas hasta en cuatro ocasiones. También varias veces la marca nacional de 110 metros vallas sub-23? y antes de los Juegos había crecido hasta quedarse a tres décimas de igualar el mejor tiempo de la historia española. Así, consiguió la mínima para estar en Tokio 2020. Fue en junio, llegando a la meta a una décima de Orlando Ortega.

Hace tres días, el nombre de Asier permanecía eclipsado por el gigante Ortega, plata en Río 2016 y principal candidato de España para conseguir un metal en Japón. Una lesión en el isquiotibial del hispanocubano lo dejó fuera de Tokio, por lo que el foco de las cámaras se concentró en Martínez. Ahora, con 21 años, su nombre ya ha llegado a cada rincón del país firmando la segunda mejor marca nacional de todos los tiempos (13.27) y formará parte de la historia del olimpismo; el capítulo que él redacta no ha hecho más que empezar.

Asier es un joven corredor que siempre va de menos a más. A menudo se le ve rezagado tras el pistoletazo de salida, pero los últimos obstáculos y los metros lisos finales son su fuerte. No hay más que ver la carrera que lo coló en la final para ver estas cualidades. Su peculiar manera de correr, con el cuello rígido, la cabeza gacha siempre por delante del cuerpo y unos ostentosos pendientes, lo diferencian del resto.

El vallista admitió estar disfrutando un sueño, aunque no se ha podido librar de los nervios; su semifinal fue la primera y sufrió viendo los tiempos de las otras dos. «Los diez minutos después de la semifinal han sido los peores de mi vida», dijo. Aprovechó para mandar por televisión un fuerte abrazo a Ortega: «Se lo debo a él, por ser un referente».