El equipo coruñés cae ante el Villarreal en la primera eliminatoria de la Copa del Rey en un estadio de Riazor que reunió a más de cinco mil seguidores
01 dic 2021 . Actualizado a las 12:25 h.
Era un partido para verlo con otros ojos. Con la lágrima preparada, los que son de gatillo fácil. Se podría decir que comenzó antes de tiempo. En el momento en el que el enjambre albinegro merodeaba Riazor. «A ver si no hay prórroga ni penaltis», clamaba la madre. «Ojalá», replicaba el hijo. «Pórtate bien, anda». Fin del asunto.
A Coruña aparcó la vergüenza ajena y sacó lustre al orgullo propio, al del fútbol modesto que vio nacer a Amancio Amaro, al de las madres y padres de tantos niños que ayer presumían de jugar en el Victoria. Dieciséis de ellos disfrutaron en primera línea. Y ni tan mal, para haber cuatro categorías entre la del Villarreal (campeón de la Europa League, para mayor gloria) y el equipo que ayer era local en Riazor.
Para el recuerdo, el primer cuarto de hora. El campo, claramente mal nivelado, vencía hacia el área defendida por Jano, el héroe del partido de la eliminatoria previa, contra el Hernani. Pero a medida que los jugadores de Preferente entraban en calor, el balón parecía tenerles más cariño.
