Se notó que los puntos eran vitales para el Dépor

Jaime Agulló

DEPORTES

César Quian

11 dic 2022 . Actualizado a las 23:50 h.

ue un partido de rivalidad que no defraudó por la intensidad y ganas con que se jugó, pero el Dépor siempre pareció con una marcha más que el Racing. Se notó que los puntos eran vitales para él y no se puede permitir más distracciones. Salió muy bien armado y con Villares muy entonado. La fe con que este fue a pelear por el balón del primer gol fue tremenda. Y no quiero olvidar que el robo del segundo, para dejarle el balón a Rubén Díez, también es suyo. Completó con una gran nota una labor opaca, pero muy importante en el fútbol. Su carácter insufló una seriedad al Deportivo casi desconocida. La mejor noticia para los blanquiazules fue que demostraron que no tienen que depender solo de Quiles. Isi Gómez, Rubén Díez, Pablo Martínez,... muchos dieron un paso delante. Ahora tienen que mantenerlo. Al Dépor le hacen falta jugadores que, cuando Olabe y Soriano no jueguen, digan: «Aquí estoy yo».

No me gustó nada el Racing en la primera parte. Salió a especular, a ver qué pasaba y jugar con los nervios del Dépor. Pero le sorprendió la presión a la que fue sometido. Además, apenas se vio a sus mejores jugadores, los extremos, muy bien tapados. Héber siempre quiere la pelota y busca el uno contra uno, pero en Riazor casi no rascó bola. Se fue sin casi tocarla. En la segunda parte sí que Carlos Vicente se echó al equipo a la espalda y demostró que es un jugador a seguir. Tiene mucha llegada y gol, pero estuvo bien defendido. Los cambios de Cristóbal estuvieron condicionados por el partido del próximo fin de semana, contra el Alcorcón en A Malata. Había que guardar a Héber, que estaba al borde de la suspensión, y a Joselu, que salió de inicio por su racha goleadora, pero al que le hubiera favorecido más jugar la segunda parte.

En cuanto al Dépor, me gustaría que en el último partido del año, en Ceuta, salga con esta misma actitud: a por el partido, sin especular en ningún momento y a robar en campo contrario. Es lo que esperamos de él.