El Cine Lalín espera el milagro de su venta

Javier Benito
javier benito LALÍN / LA VOZ

DEZA

miguel souto

Junto a la Casa Balado llevan años en el mercado a pesar de su arquitectura y ubicación

15 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Seguro que varias generaciones de lalinenses recuerdan las palomitas, las películas de acción en pantalla gigante y los dos gallineros del Cine Lalín. Si la proyección Parque Jurásico en 1993, con fallo del proyector incluido, supuso su última reapertura, el fundido a negro definitivo se producía una década después con Los lunes al sol. Y, curiosidades de la vida, otros diez años más adelante —ya estamos en el 2013, para los más despistados al sumar números— se podía en alquiler o venta por la entonces Fundación Novacaixagalicia. Resta poco para sumar el cuarto paso en esto de sumar de diez en diez —sería en el 2023— con el edificio cerrado a cal y canto, junto a la colindante Casa Balado, con el progresivo deterioro de ambos inmuebles.

Las negociaciones en marcha por parte del Concello para la compra de la Casa de Álvaro, el bello edificio señorial emplazado en pleno Kilómetro Cero, que podrían fructificar en poco tiempo, devuelven a la actualidad la situación del Cine Lalín y la Casa Balado. En el primer caso debemos destacar la relevancia de sus formas tras la reforma del edificio en los años 60 del siglo pasado por el arquitecto Emilio Quiroga, rompiendo con los diseños habituales por entonces para las salas cinematográficas. Hormigón y piedra, grandes cristaleras, daban fuerza a una fachada racionalista que figura en libros de arquitectura por su relevancia.

En un emplazamiento céntrico, frente a la recién remodelada y bautizada como Praza dos Nenos, la hierática escultura de Laxeiro a su vera, el Cine Lalín sigue esperando alguna iniciativa pública o privada que le permite huir de las sombras sobre su futuro. Su puesta en alquiler o en venta hace ya nueve años buscaba de inicio promover una vertiente más social, ya que había sido adquirido el edificio en el 2008 por la entonces Caixa Galicia para crear, junto a la Casa Balado, un centro cultural y nueva sede de la entidad bancaria. Después llegó al fusión con Caixaourense, diluyéndose la idea primigenia.

El hándicap del precio

¿Qué ocurre para que nadie se interese por el Cine Lalín? Hay distintos factores, pero sin duda el principal radica en el precio de compra y la inversión a realizar para que darle un nuevo uso público o privado. Salió al mercado en un momento todavía delicado, con la recuperación tras la crisis económica aún en pañales. Su venta se establecía en medio millón de euros del 2013, una cifra considerada entonces alta por el sector inmobiliario local. Pero esa cuantía, en concreto eran 505.328 euros, no podía recortarse a la baja ya que el edificio forma parte del patrimonio de la ahora Fundación Galicia Obra Social, de Abanca. Por ello solo se puede vender al precio de tasación establecido en su día.

La rehabilitación del inmueble también supondría un elevado coste, con un deterioro que a pesar de algún que otro lavado de cara esporádico seguirá avanzando día a día. Todo ello condicionado por el grado de protección que tenga el cine en el Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM). El edificio de estética funcional y constructivista había quedado «olvidado» cuando se aprobó en 1999, para preservar al menos su fachada, su principal elemento singularizador. Entonces se anunció por el Concello que subsanaría el error. Ojalá lo haya hecho.

Del descarte inicial de su compra a alguna tímida gestión sin fructificar

La posibilidad de adquirir el Cine Lalín por parte del Concello, dada su historia y ubicación, con el fin de darle un destino cultural o social, quedó descartada en el momento en que salió al mercado. Y ello a pesar de barajarse en su día ubicar en ese espacio incluso el desaparecido Museo do Títere. Pero en aquel 2013 el también ahora regidor, José Crespo, apelaba al mucho patrimonio municipal, así como solares entonces pendientes de venta, junto con otras prioridades en cuanto a inversiones.

El cambio de gobierno en el 2015 parecía abrir alguna posibilidad, aludiéndose entonces —en el arranque del mandato —a gestiones sin plazos marcados ante la Fundación Galicia Obra Social. Si finalmente las hubo no llegaron a buen puerto, quizás por el coste económico. Mientras el cine languidece como mero escaparate de la Feira do Cocido.

Céntrica ubicación pero sin cautivar al inversor

Si las dos plantas con 184 metros cada una del Cine Lalín no generan interés de compra, igual ocurre con la Casa Balado pese a su céntrica ubicación, en la calle Loriga recién humanizada. Y en este caso sí puede haber reducción de precio, al no depender de la obra social sino del propio banco.